Decía Beethoven que nunca debemos romper el silencio si no es para mejorarlo. Las noticias sobre Canarias en el último año han sido tan negativas que o decimos las cosas como son o nunca serán como debieran ser. El Archipiélago canario es una comunidad autónoma algo desatendida, algunas islas más que otras. Canarias está representada en el Congreso con 15 diputados, mientras que el País Vasco, una región con la misma población que Canarias, está representada por 18 diputados y recibe enormes privilegios por parte del Gobierno central a costa de otras CC AA. El Senado, una cámara que no ejerce en la práctica ninguna función útil, tiene 266 senadores (casi el triple que EE UU) de los que 11 representan a Canarias, algo surrealista para una región tan pequeña que jamás ha desempeñado ningún papel notorio. Canarias ha sido determinante solo para las votaciones en el Congreso y ahora, ni eso. Canarias es región fronteriza de Europa pero carece de sedes europeas de instituciones comerciales, militares o de control fronterizo.

La pobreza es la causa política más urgente. Canarias es la tercera Comunidad Autónoma española con mayor tasa de pobreza y la región europea con mayor tasa de paro. Si yo fuera joven me preguntaría por qué el paro juvenil en Canarias supera el 50% mientras en Holanda es menor del 5%. Canarias es una de las regiones españolas con el nivel cultural más bajo y el nivel de fracaso escolar más alto. Las dos universidades canarias están a la cola en calidad científica, no son rentables y, salvo excepciones, han quedado reducidas a poco más que meras academias expendedoras de títulos. Hay un individuo que se postula como director de un centro de investigación biomédica en Canarias cuya producción científica en los últimos años es inferior a la de muchos jóvenes investigadores. Canarias es la única región española en la que la Consejería de Sanidad no realiza convocatorias para financiar proyectos de investigación, contratar a jóvenes investigadores o adquirir aparatos científicos. ¿Qué más hace falta para que Canarias sea considerada un problema de Estado?

Estamos en un tiempo político en que lo conveniente podría ser lo imprevisible. Y en esto que tuve un sueño. Soñé que Canarias era un Protectorado Internacional con un gobierno formado por un Presidente y 12 Consejeros: el Presidente de Canarias y Consejero de Relaciones Internacionales era de Gran Bretaña, el Consejero de Educación era de Finlandia, el consejero de Sanidad era de Francia, el consejero de Energía e Industria era de Noruega, el Consejero de Economía y Hacienda era de Alemania, el Consejero de Agricultura era de Holanda, el Consejero de Medio Natural y Obras Públicas era de Canadá, el Consejero de Transportes era de Dinamarca, el Consejero de Justicia era de EE UU, el Consejero de Ciencia e Innovación era de Suecia, el Consejero de Empleo era de Luxemburgo, el Consejero de Turismo era de Austria y el Consejero de Cultura y Deportes era de Australia. Todos eran titulados universitarios, expertos profesionales y hablaban tres o más idiomas.

Soñé que todo iba a cambiar desde el primer día de gobierno del Protectorado. Los estudiantes recibirían una educación trilingüe, el programa educativo se ajustaría a las exigencias del Informe PISA, se cerrarían colegios que no cumplieran objetivos educativos mínimos y habría una sola Universidad de Canarias con facultades repartidas por algunas islas, sin duplicidad. Se reduciría a la mitad el número de ayuntamientos. Los hospitales públicos funcionarían en horario de mañana y tarde (sin afectar a los Servicios de Urgencias), se construirían hospitales comarcales y geriátricos, se dotaría a ciertos centros de salud de especialistas (cardiólogos, neumólogos, nefrólogos, endocrinólogos, pediatras y ginecólogos) para descongestionar los hospitales, se evaluaría la productividad de cada profesional, se auditaría a los hospitales privados, habría una única lista de espera por provincia y se limitaría el número de recetas.

Para promover el crecimiento económico, se establecerían acuerdos con las mayores economías del mundo, se haría un control estricto del absentismo laboral de los funcionarios y se premiaría la innovación. El desempleo iba a reducirse mediante la apuesta firme con inversores y empresarios para montar fábricas y renovar las infraestructuras de las islas, la contratación a tiempo total o parcial para mejorar la eficiencia de las empresas, el establecimiento de acuerdos internacionales para favorecer la movilidad laboral y el control estricto de la economía sumergida y la inmigración. Y se quintuplicaría el presupuesto para la investigación científica. Ahí fue cuando desperté repentinamente y me di cuenta que lo que había soñado era pura fantasía y que era posible que Canarias no fuera un problema de Estado sino de personas. Buen día y hasta luego.