Esta semana oí al consejero catalán de Sanidad anunciar recortes drásticos en la Sanidad aduciendo que se trata de seguir la tendencia europea, con lo que astutamente apelaba a un imaginario catalán que, en virtud de lo que Freud llamó "el narcisismo de las pequeñas diferencias", proyecta en el significante Europa la singularidad catalana dentro de España: Cataluña sería lo más europeo del país, de siempre, una cultura europea... Si el nacionalismo catalán es socialmente mayoritario es sólo porque halla su lugar en un estar histérico en España: un estar siempre insatisfecho y, por ello, gozante, erotizado, además de rentable en términos netos, qué más se puede pedir. Hablando de Freud, vi la película de Cronenberg, es muy buena: se narra una historia, pero no la de Freud, sino la de su relación con Jung, algo infinitamente menos interesante. Quizás comprendió que sólo era posible el acceso lateral si quería mostrar algo de Freud. Pero Cronenberg es un genio y tuvo más intuiciones. Supo recalcar la insistencia radical del médico vienés en la dimensión sexual de las personas y elegir una anécdota-dinamita: aquella de Freud (¡qué bien está Viggo Mortensen!) cuando en barco a Nueva York le dice a Jung y al secretario, que le alababan la expectación levantada por su viaje: "No saben que les llevo la peste" (se refería al descubrimiento del inconsciente). La victoria atronadora de CiU cuando está aplicando el más salvaje recorte social es un ejemplo de esa peste, que la coartada nacionalista endulza. El inagotable y actualísimo Freud dijo que si existen civilizaciones que contaminando a todo el mundo con exigencias insoportables duran siglos no es por el poder externo, sino por lo que llamó "masoquismo moral": la sensación de deuda y culpa consustancial a las personas por no dar nunca la talla ante una ley interna imaginaria que ellas mismas se construyen y que ninguna toma de conciencia podrá nunca erradicar. Ese masoquismo, sin embargo, no les impide decidir, ni rebelarse, pero se lo dificulta siempre. La victoria de CiU en Cataluña es una prueba de la peste. Habrá más.