Todos unidos bajo una misma bandera. Tanto el Partido Socialista como el Comunista apostaron firme y decididamente en el transcurso de la transición para que la bandera, hasta entonces monopolio del bando ganador, fuera patrimonio de todos los españoles.

Pero aún hay ciertas reticencias, quizá por desconocimiento, que el símbolo que representa a la patria tenga connotaciones propias de la derechona. "No tiene que dar explicaciones el que se pone la bandera española, sino el que se la quita".

Como español confeso que soy tengo que reconocer que siento envidia sana cuando veo, bien en un acto publico, como en cualquier manifestación deportiva o de otro orden, con qué patriotismo y respeto los ciudadanos de los Estados Unidos de América y de otros muchos países sienten la bandera como el símbolo bajo el cual tienen el amparo de la nación.

Einstein dijo: "Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana".

Conviene recordar que la rojigualda data de 1785 y desde entonces a esta parte han ocurrido muchas cosas, empero desde 1978 es la bandera constitucional.

Hay que ver con qué orgullo la Roja ha paseado la enseña nacional por todos los países del mundo, al igual que el respeto que le han profesado con aplausos a los Nadales, Alonsos y tantos y tantos que la han portado flameando allende los mares.

Nuestras Fuerzas Armadas tienen como mandato preservar la defensa de las libertades y del orden legal constituido y entre otras cosas de la bandera nacional y de los diferentes territorios que conforman España y que le dan la riqueza de la diversidad de todos sus pueblos.

Reivindico el sentimiento de pertenencia a una nación, a poder sentirse español sin complejo, a derribar los clichés preconcebidos y a que se puede ser catalán, vasco, gallego o canario y sentirse orgulloso con el mismo ímpetu de la bandera de cada región, nacionalidad como la de todos los españoles. Me quedo con una frase de Platón que lo resume todo: "No hemos nacido para nosotros, sino para nuestro país".