Si los médicos de familia van a trabajar de especialistas, lo lógico es que los sacristanes administren la confesión y que el portero haga de inquilino. Podría darse el caso de que uno acudiera al oftalmólogo y que éste lo derivara al de medicina general.

-Oiga, pero si lo que me duele es el ojo.

-Como si le duele el culo, ¿no se ha enterado de que hay crisis?

La crisis, de momento, se va a tratar con más crisis, que es como curar el ardor de estómago con cayena. Todo el mundo ascenderá un puesto en el escalafón, para acercarnos más a nuestro nivel de incompetencia. El profesor de primaria dará clases de bachillerato y el de bachillerato de universidad. El ayudante de cocina pasará a cocinero y el aprendiz de sastre a sastre. El modelo médico se puede exportar a casi todas las actividades de la industria. Así, el copiloto de los aviones actuará como piloto y el subsecretario de secretario. Con el tiempo, cuando nos hayamos acostumbrado a vivir manga por hombro, desaparecerán las especialidades, que cuestan un ojo de la cara, así como los puestos para los que antes se exigía una cualificación específica. Si el comandante puede ejercer de coronel y el coronel de general, ya me dirán ustedes para qué vamos a mantener un cuerpo de generales, que solo en medallas nos salen por un pico.

Le he preguntado a mi psicoanalista si, siguiendo esta lógica, yo debería ocupar su puesto, cobrando la mitad de lo que cobra ella. No es por nada pero a base de observarla durante los últimos 20 años me he ido quedando con los trucos del oficio.

-¿Cree usted que está preparado para tener pacientes?

-Pacientes como yo, que solo buscan un poco de compañía, sí.

-¿Entonces cree que su problema es de soledad?

-No estábamos hablando de mi problema, sino del suyo, y del de los generales y los oftalmólogos y los dentistas, que nos salen muy caros en tiempos de crisis.

Mi psicoanalista me ha dado la razón, pero me ha citado con toda naturalidad para el jueves que viene. Hay escalafones que no corren.