No es la niña de Rajoy, pero en un país donde las mujeres cuentan poco no deja de ser un eufemismo que alguien se atreva siquiera a mencionar no solo que hemos llegado a tal cifra, sino que además se aventure a decir quién y dónde.

¡Menuda falacia! De sobra es sabido que solo en China hay más de 200 millones de personas sin censar debido a la prohibición de tener más de un hijo por familia.

Pero la falta de rigor con que es tratada la información no es lo peor, sino el crecimiento exponencial a que la especie humana está siendo sometida sin control, y que al pa-so que llevamos estamos aboca- dos a un punto de saturación que solo puede conducir a la autodestrucción de la raza tal como está concebida.

No hace mucho tiempo tuve ocasión de ojear un libro de un autor sueco, de nombre impronunciable, donde trataba en profundidad el tema que nos ocupa, comparando el problema desde el punto de vista de una prueba de laboratorio, y que venía a decir lo siguiente: si en una probeta introducimos una bacteria, se va a reproducir de manera exponencial hasta un punto en que la solución se satura y de forma espontánea comienza a autodestruirse.

No olvidemos que nuestra especie en apenas 12 años ha aumentado más de mil millones. ¿Adónde vamos a llegar? ¿Cuál es la capacidad de carga de nuestro planeta? Y lo que es peor, ¿cómo se va a alimentar a tanta gente? Según los más sesudos antropólogos toda esta aventura comenzó con apenas unas decenas de individuos, y mira adónde hemos llegado.

¿Quizá nos espera el mismo futuro que tuvieron los dinosaurios? ¿O tendremos que colonizar otros planetas al más puro estilo de "la guerra de las galaxias" ideada por el presidente Reagan hace décadas?

De una manera u otra, o alguien se pone a estudiar en serio el problema o la propia naturaleza se va a encargar de hacer su selección natural, si no aparece antes un iluminado que vuelva con aquello de las razas, colores y demás lindezas, y la líe parda.