El parto es la culminación del embarazo. En el caso de los humanos, representa el periodo de salida del bebé del útero materno. El proceso natural del parto humano se produce en tres fases: acortamiento y dilatación del cuello uterino, descenso y nacimiento del bebé y alumbramiento de la placenta. En la mayoría de casos, el parto es un proceso natural que la mujer desarrolla con o sin apoyo de mujeres experimentadas o por profesionales de la salud. En países desarrollados, cerca del 20% de los partos se realizan quirúrgicamente mediante una operación abdominal llamada cesárea. Se desconocen cuáles son las causas que precipitan el parto, pero se cree que determinadas sustancias producidas por la placenta, la madre o el feto, y factores mecánicos como el tamaño del bebé y su efecto sobre el músculo uterino contribuyen al parto.

Tras la expulsión del bebé, comienza la fase de alumbramiento con la expulsión de la placenta, el cordón umbilical y las membranas que envolvían el líquido amniótico. La salida de la placenta es una parte especial del nacimiento dado su papel en la nutrición y soporte vital durante tantos meses. El descenso del cordón umbilical por la vulva después del parto es una indicación del desprendimiento final de la placenta: cuanto más sale el cordón, más avanza la placenta hacia fuera. El cordón umbilical es una estructura que une el embrión o el feto a su placenta. En el feto humano, el cordón umbilical tiene algo más de 50 cm de longitud y cerca de 2 cm de diámetro. Contiene dos arterias y una vena para el intercambio de sustancias nutritivas y sangre rica en oxígeno entre el embrión y la placenta. Cuando el feto nace, el cordón umbilical se corta y se pinza, quedando como recuerdo de esa unión una pequeña cicatriz que es el ombligo.

Un estudio reciente realizado en un hospital sueco y publicado en la revista científica British Medical Journal sugiere que un simple cambio en el método de pinzar el cordón umbilical cuando nace un niño puede reducir la aparición de anemia infantil. La anemia infantil es un problema importante de salud. Cerca del 25% de los niños menores de 5 años en todo el mundo tienen anemia. El desarrollo físico y mental de un niño puede estar limitado por la falta de hierro. La razón es que, además de formar parte de la hemoglobina (la molécula que transporta el oxígeno en la sangre), el hierro participa en el desarrollo cerebral. El cambio que proponen los obstetras suecos que hicieron el estudio es no pinzar el cordón umbilical inmediatamente después del nacimiento, como se hace de forma rutinaria, sino esperar para dar tiempo a que se transfiera más sangre de la placenta al niño. El argumento a favor de cortar lo antes posible el cordón era para evitar que el trasvase de demasiada sangre de la placenta al recién nacido causase problemas. Pero esto es algo que nunca ha sido probado y, en teoría, iría contra la evolución porque en la naturaleza, el cordón umbilical de un mamífero permanece unido a la cría durante algún tiempo después de nacer. Es ahora que contamos con modernas tijeras y pinzas cuando hemos acelerado el proceso de separar al bebé de su placenta.

Para comprobar la hipótesis de que alargar la conexión post-parto a la placenta es bueno para el niño, el equipo de investigadores suecos contó con la participación de 334 embarazadas sin riesgo y con fetos sanos. Cuando estas mujeres estaban a término de su embarazo, sus matronas recibieron de forma aleatoria antes del parto una de las dos posibles instrucciones. En 166 casos, se pinzó el cordón umbilical de los recién nacidos antes de diez segundos de haber nacido. En los otros 168 casos, se les pinzó después de que hubieran pasado al menos tres minutos. Cuando los niños tuvieron cuatro meses de edad, fueron examinados para extraerles una muestra de sangre para análisis. Aquellos bebés a los que pinzaron su cordón umbilical después de tres minutos tenían de media un 45% más de hierro que aquellos a los que les pinzaron el cordón inmediatamente después de nacer. Dicho de otra manera, sólo un 0,6% tenían anemia comparado a cerca del 6% en los que les habían pinzado en menos de diez segundos. Trasladado a la vida real, esto significa que pinzar el cordón de forma inmediata parece ser la causa de que uno de cada 20 niños sea anémico, al menos en los primeros meses de su vida. Este estudio espera ser validado cuanto antes por otros investigadores. Si se confirma este hallazgo, es asombroso que algo tan trivial tenga un beneficio tan enorme. Buen día y hasta luego.