Se admiten apuestas. Aportará Paulino Rivero el próximo martes alguna salida sensata al bloqueo inversor por el rígido planeamiento urbanístico. O adoptará alguna medida puntual para que todo siga igual.Quizá ni lo uno, ni lo otro.

El presidente de la Federación de Empresarios de Tenerife, José Carlos Francisco, culpa a los funcionarios técnicos, que califica de mandarines, de ser uno de los corsés de la economía insular. Francisco aporta en su libro La reforma necesaria, Canarias ante la crisis de nuestras vidas una visión particular de la vorágine legislativa actual y la tacha de compleja, confusa y contradictoria.

Y cuando también los empresarios de Las Palmas reclaman cambios ante la imposibilidad de invertir unos 1.000 millones por ese encorsetamiento legislativo disparatado, el portavoz del Gobierno regional les dice que son ocurrencias de la patronal en tiempo electoral o que fueran a quejarse al Parlamento si querían cambiar las leyes.

Si Rivero, a estas alturas, no se ha enterado que algo no está funcionando en la economía canaria, con unas cifras de paro de vértigo, es dudoso que el martes vaya a sacarse algún as de la manga.