Poca gente en España ha oído hablar de Jacques Attali. Desde 1981 y durante cerca de una década, Attali fue el asesor especial del presidente francés François Mitterrand, a quien acompañaba en las reuniones con el presidente soviético Gorbachov para ayudarle a introducirse en el siglo XXI. Entre 1991 y 1993, presidió el Banco Europeo para la Reconstrucción y Desarrollo, una institución creada para ayudar a los países de Europa del Este en su transición a la economía de mercado. Hoy dirige PlaNet Finance, una organización sin ánimo de lucro centrada en las microfinanzas. Attali es uno de los grandes intelectuales de Europa, un hombre con una increíble energía, imaginación e ideas que se reflejan en los más de veinte libros que ha escrito, uno de los cuales, Millennium, tuve oportunidad de leer en 1992. En ese libro, Attali predijo muchos de los acontecimientos que han sucedido en los últimos diez años y lo que pasará en los próximos diez.

En menos de veinte años hemos sido testigos de cómo se ha acelerado la historia y de cómo la humanidad está transformándose por un nuevo grupo de países ganadores y perdedores. Han nacido nuevas naciones en Europa, se han producido guerras y revueltas sociales en África y Asia, y disponemos de avances científicos e inventos tecnológicos que permiten la fertilización in vitro o la comunicación inalámbrica entre un camellero del Sahara y su primo taxista en Nueva York. En este siglo, el hombre volverá a ser un nómada pero con la diferencia de que no solo serán los más pobres de la Tierra los que emigren a países del Paraíso Occidental sino que ahora emigrarán millones de ciudadanos que vivían en países con una mentirosa abundancia.

El centro del nuevo orden mundial se va a desplazar a las naciones que consigan mantener el poder económico. EE UU está en declive y Europa va camino de la Desunión Europea. La historia nos enseña que ninguna nación puede ser la número uno generación tras generación. Ahora tenemos a dos colosos, EE UU y la Unión Europea, endeudados hasta las cejas mientras al otro lado del globo, cuatro países (China, Singapur, Taiwán, Corea del Sur) tienen todo el dinero que necesita Occidente para salir de una ruina que han provocado unos estafadores y especuladores hijos de su madre escondidos tras la palabra mercados. Occidente se ha hecho adicto a productos fabricados en masa en Oriente, desde telas y juguetes a ordenadores y productos tecnológicos. ¿Qué les queda a EE UU y Europa? Ni siquiera la industria espacial. Rusos, japoneses y chinos compiten por dominar la tecnología y los productos que generará la inversión científica en el espacio sideral.

Octavio Paz decía que mientras las civilizaciones primitivas duraban milenios, las civilizaciones modernas explotan en dos o tres siglos. Los actuales líderes políticos tienden a pensar en términos de ciclos electorales mientras que los líderes del pasado pensaban en términos de siglos. Para Attali, el problema de la mayoría de las democracias actuales es que se guían por valores conservadores que preservan el pasado en lugar de conservar los valores que preservan el futuro. En los últimos veinte años, la embriaguez por el derecho al placer, a la felicidad y al bienestar ha sido un tóxico que hemos obligado a beber a nuestros hijos, convirtiéndoles en parásitos de una sociedad sin valores que no podrá ir más rápido y en el que muchos acabarán viviendo en la más interminable pobreza.

Con la introducción del concepto de dinero, todas las cosas podían explicarse por una medida única y universal. El valor de las cosas dejó de ser la medida de la vida de los que las hacían o de la fuerza de los que las poseían. En su lugar, el dinero representaba a las cosas. A partir del siglo XIII, época en la que nació lo que hoy puede definirse como mercado capitalista, se sucedieron una serie de estructuras económicas que se desarrollaron según la tecnología del momento. En el centro de cada una de esas estructuras había una ciudad dominante donde se concentraba el poder financiero, técnico, cultural e ideológico. Desde el siglo XIII ha habido ocho centros en el mundo: Brujas en 1300, Venecia en 1450, Amberes en 1500, Génova en 1550, Ámsterdam en 1650, Londres en 1750, Boston en 1880 y Nueva York en 1930. En 1990, Attali predijo que el nuevo centro mundial en este nuevo milenio sería Tokio. Pero no contó con la burbuja inmobiliaria ni los terremotos y maremotos que han destrozado la economía nipona. Todo apunta a que desde 2010 el nuevo centro del mundo está situado en China. Huí toú jiàn! Buen día y hasta luego.