Es una realidad incipiente que la órbita terrestre se está convirtiendo en un campo de batalla por la lucha por el dominio militar absoluto: la carrera armamentística de los EE UU y su intento de imponer la supremacía al resto del mundo. Es el país que más invierte en el control del espacio, con la mitad de los más de mil satélites en órbita, sin los cuales, se verían comprometidas sus redes de información y con ello su papel de gendarme internacional, que ejerce desde la coacción y la provocación. Prueba de ello es el espíritu bélico del que hacen gala los sucesivos gobiernos de Washington, con intervenciones bélicas por todo el planeta, con la connivencia de otros países sometidos por convenientes acuerdos, sino también, por el despliegue de sistemas de defensa antimisiles en Europa que amenaza directamente la seguridad de Rusia cuya reacción ha sido activar su arsenal disuasorio a las puertas de Europa, incumpliendo EE UU el Tratado STARTIII, ahora mismo en suspenso, por sus codiciosas ansias de dominio sobre el planeta y sus recursos naturales.

La inversión de EE UU en materia bélica es de 534 mil millardos de dólares, 20.000 corresponden a armas nucleares, y obliga a los Estados de la NATO a intervenir contribuyendo a una carrera armamentista realmente peligrosa para toda la Humanidad. En este contexto, el presidente ruso, Medvédev, en una reciente declaración televisiva a los ciudadanos de su país, propuso un proyecto conjunto defensivo, porque esencialmente Europa no necesita nuevas líneas divisorias sino un perímetro de seguridad único con iguales derechos jurídicos para todas las partes. La razonable oferta ha sido sistemáticamente ninguneada por EE UU y su satélite, la OTAN; vulnerándose los principios de paridad estratégica, de seguridad, confianza mutua y de previsión, provocando la alerta militar de Estados como la misma Rusia y China, creando una tensión prebélica mundial extrema con la existencia real de una amenaza de guerra sobre nuestras cabezas que acabaría con la vida en el planeta.

El belicismo debe ser frenado por los pueblos, porque el que no es parte de la solución es parte del problema.