Acabó el año y en la recta final la actualidad ha ofrecido variados anacronismos, sarcasmos y desconciertos cabreados de la gente con sentido común, independencia intelectual y un adecuado conocimiento de las cosas.

1) La Casa Real ha hecho públicos los sueldos del Rey (292.752 euros), del Príncipe heredero (la mitad), de la Reina y demás familia. Los salarios de Don Juan Carlos y de Don Felipe están a la cola de sus pares europeos. No están exentos de cotizar el IRPF, como en algunos países, y son notablemente inferiores a los consejeros ejecutivos de las compañías del Ibex 35, que cobran una media de 2.237.000 euros al año, y a los de casi todos los prebostes de las cajas de ahorros (que tampoco cotizan como los demás mortales el IRPF porque tienen un tratamiento diferenciado). Naturalmente, surgirán voces que les quieran igualar con los jefes de negociado, pero esa demagogia populista es una tara que hay que soportar pero que no lleva a ninguna parte, sino a la melancolía.

2) Rajoy dijo en su campaña que los ajustes estarían presididos por la justicia. La Justicia se asienta en la igualdad de oportunidades, de trato y de derechos. Si su Gobierno congela el salario mínimo -que no tiene que ver con el déficit- es lógico que a continuación anuncie medidas para congelar y reducir vía impuestos solidarios el salario máximo. Mantener el salario mínimo en poco más de 600 euros, cuando la media UE es de unos mil, es una indecencia si en paralelo no se pone coto a la desvergüenza de los que se benefician de la crisis, y de los banqueros que reciben ayudas públicas por su mala gestión, porque los clientes somos inocentes, y no tienen empacho en aumentar sus bonus.

3) El ex ministro socialista José Blanco ha sido imputado por un posible delito de cohecho, bastante extraño, por cierto. Un empresario gallego corrupto lo ha acusado de aceptar un dinero que no aparece y que le fue ofrecido para que le concediera unos favores que no se le concedieron. ¿Venganza por no ser atendido? Cualquiera sabe. Y aunque en algunos casos los jueces han sobreseído con cierto desenfado casos similares, en Canarias uno muy sonado, otros, como el de Camps, han llegado al jurado popular aunque en su defensa el honorable valenciano esgrimió la antecedente absolución del viaje del salmón de Soria por la similitud del asunto. Lo cierto es que el vicesecretario del PSOE es prisionero de sus palabras con respecto a los adversarios del PP: hay una imagen política que salvaguardar y, aunque sea doloroso e injusto, en este instante del procedimiento es preciso un gesto: la dimisión. Si es absuelto, será recompensado por la sociedad y por la historia.

4) Los náuticos sabemos que hay un efecto llamado mareo en tierra cuando el marino regresa de una travesía, en barcos pequeños que sufren los efectos del oleaje y los vientos. Pues bien, parece que algunos presidentes de la Autoridad Portuaria, con el imprescindible soplo de ciertos técnicos, están afectados de este síndrome, y les da por las más variadas ocurrencias. La historia de La Luz está llena de errores antológicos. El puerto es un puerto, como debería ser fácil de entender, y los barcos tienen que estar más cerca de los transportes urbanos e insulares que las mercancías, los combustibles y la pesca. Los tíos Gilito de aquí te pillo aquí te trinco y los políticos secuestrados por la poesía logarítmica deberían entender de una vez cuáles han sido las causas adjuntas de la crisis en los ámbitos locales, y dejar de insultar a la inteligencia colectiva. La doctrina del Huevo de Colón dice que los muelles son para buques, mercancías y pasajeros, y como cada oveja va con su pareja, los yates van donde van los yates. Un paseo por la Avenida Marítima puede ser un valioso máster gratuito. Y basta de majaderías, ¿eh?

(tristan@epi.es)