El liberal Lorenzo Bernaldo de Quirós ha escrito: "Existe el serio riesgo de que el alza del IRPF genere consecuencias distintas a las esperadas. Con un alto endeudamiento de las familias, la persistencia o, peor, la posible agudización de la restricción crediticia, la erosión de la renta disponible provocada por el aumento de los tipos del IRPF acentuará la contracción del consumo privado y, con ella, la recesión. Al mismo tiempo, las rentas altas buscarán medios para disminuir su carga tributaria, por ejemplo, convirtiéndose en personas jurídicas. En este supuesto, la recaudación fiscal caería a pesar del alza del impuesto".

Hace algo más de dos años, el mismo economista escribió: "Los socialistas se plantean afrontar la reducción del binomio déficit/deuda subiendo los impuestos. (...) Iniciativas de esa índole tienen grandes posibilidades de agudizar las fuerzas recesivas en curso, retrasar la recuperación y, por tanto, de elevar en vez de recortar los desequilibrios de las finanzas públicas. Curioso sentido de la solidaridad y de la justicia el de un Gobierno que va a subir los impuestos a unas familias endeudadas, que han perdido una parte sustancial de su riqueza con la crisis, y golpeadas o amenazadas por el fantasma del desempleo".

Existe pues coherencia entre lo publicado en enero de 2012 y en septiembre de 2009, y ello, aún debiendo ser lo normal, es remarcable en nuestros tiempos. Pero más remarcable si cabe es la tribuna que publicitó la contribución de 2009: el número 116 de los "Papeles FAES". Ya saben: la fundación que preside José María Aznar y que actúa como alimento de ideología y visión estratégica del Partido Popular. En aquellos momentos la reflexión sintonizó con la línea central de pensamiento de la fundación y del partido, como se puede ver en los diarios de sesiones de las Cortes. Hoy, a la vista de algunas reacciones en los medios de la capital ante las recientes medidas fiscales, la corriente principal todavía discurre por el mismo sitio, aunque Mariano Rajoy haya descubierto que una cosa es predicar y otra dar trigo. Como no deja de ser de los suyos, no se lo van a cargar a la primera de cambio, pero esperan que las medidas de marzo lleven otra dirección: la de poner mucho más acento en la reducción del gasto.