Los primeros días de una Presidencia del Gobierno definen de modo inexorable el carácter y las hechuras del Presidente y, una vez que el sastre mediático ha tomado las medidas, no le será ya fácil salir del molde. Visto lo visto, resulta probable que Mariano Rajoy padezca miedo escénico. No es que lo haga mal en escena. Al revés, lo hace bastante bien y en ocasiones muy bien. Pero le cuesta entrar en el plató, "exponerse", tal vez tenga miedo a no estar a la altura, errar o vacilar. Tampoco creo que se trate de inseguridad, de falta de confianza en sí mismo; más bien de una dificultad para transmitir la confianza interior a su envoltura carnal y a su aparato expresivo. De ahí le vendría una invencible pereza. Si es así, Mariano Rajoy tenderá a encuevarse, hablando a través de emisarios, y de ahí no habrá quien lo saque, pues nadie negocia su "lugar seguro", la casita en el árbol.