La mayoría de los políticos no están programados para el cambio, sobre todo cuando el cambio se refiere a ellos.

Uno de los males de la sociedad contemporánea es que se habla poco y se manda mucho y en contraposición se abusa de los correos, ya sean electrónicos o con mensajero. ¿Cómo se puede entender que un gobierno de varias ideologías esté sentado en derredor de una mesa sin ninguna empatía, que se reprochen y se echen en cara esto o aquello o en el peor de los caso se apuñalen por la espalda? No se escuchan unos a otros, sino están esperando que el otro acabe para fusilarlo con una mirada trufada de rencillas y odios acumulados encubiertos con una sonrisa sardónica.

Pero esto es aplicable no solo a la clase política, también a la empresa o las familias donde la intransigencia lleva aparejado "llevarse al huerto" al otro tenga o no razón, esto es lo de menos, y salirse con la suya. ¿Cuánta gente en una empresa cuando se cruzan en un pasillo ni se miran y mucho menos se saludan? ¿Es viable esa familia o esa empresa? Ya no valen las recetas de antaño que duraban décadas; ahora todo cambia a la velocidad del rayo y lo que ayer era válido hoy no es factible.

En tanto en cuanto no seamos capaces de aparcar esa mochila cargada de reproches, estaremos condenados a envejecer mirando hacia atrás y ver cuántas conversaciones desperdiciadas y oportunidades malgastadas conviene dejarse inundar el alma por una corriente de agua limpia que permita retomar lo que nunca debió interrumpirse.

El que no tenga amigos verdaderos que lo acompañen cuando el otoño que precede al crudo invierno le permita ver un atardecer en silencio, mal ha negociado con la vida.

Apartemos de una vez a los mentirosos compulsivos de todos los estamentos de la vida política o civil que actúan cada día en el escenario de la tragicomedia que se ha ido montando poco a poco y que los principales actores ya no saben ni el guión de la obra.

Conversar no es discutir, sino entrar en el surco que ha trazado el otro, perfeccionándolo. Diálogo es colaboración de dos personas en un tema.

En definitiva, no conviene olvidarse que la vida es aquello que te va sucediendo mientras tú te empeñas en hacer otros planes.