Varios proyectos que llevaban años empantanados, nadie sabe bien por qué, pero desde luego por una madeja mal enrollada, han ido encontrando un camino de salida. El puerto deportivo de Meloneras y la regeneración de la playa han soltado amarras después de un misterioso fondeo de inciertas motivaciones. El nudo gordiano, o mejor, la inextricable rotonda del centro comercial de HD en Gáldar también se ha roto, mediante una fórmula que no solivianta ni la ley ni el medio ambiente, más de lo que es común a la natural flexibilidad de las propias normas. Y aunque hay quienes lo que plantean sencillamente es quitar todo tipo de cautelas y ataduras e imponer el "hágase según mi voluntad", la de ellos, claro... la verdad es que en Canarias la multiplicidad de administraciones en un territorio tan limitado, y el inevitable roce de los poderosos y encontrados intereses de todo tipo (económicos, profesionales, corporativos, políticos) provoca que los embrollos que estallan de improviso en medio de la nada tranquila constituyan un endemismo más del Archipiélago. Tras una década de tiras y aflojas, asimismo El Corte Inglés ha logrado vía libre; y si no ha sido en el emplazamiento inicialmente previsto, en Maspalomas, al lado del palacio de congresos, la elección del corazón de Campo Internacional, junto a Faro 2, parece en principio una acertada decisión capaz de generar un amplio efecto multiplicador en una zona necesitada de urgente dinamización. Los complejos de bungalows turísticos han entrado en irremediable obsolescencia, por dos motivos: porque son construcciones que en este negocio pueden considerarse antiguas, alrededor de treinta años, y porque los gustos del turismo han cambiado. Los apartamentos, pese a que sigan teniendo su hueco, han dejado de ser el modelo de alojamiento preferido por los visitantes, y por los residentes que veranean en el sur. Los hoteles todo incluido y las ofertas low cost han cambiado la tendencia.

Ahora hay que aprovechar la ocasión y redefinir con nuevas y sensatas perspectivas el futuro de las áreas que contarán con un renovado motor que empuje su economía. El mejor petróleo es el enlatado, y el desarrollo del Archipiélago tiene más porcentaje de pragmatismo en proyectos plausibles que en delirios de grandeza con catastróficos e insoslayables riesgos. La sal es buena para los hipotensos, y fatal para los hipertensos. Cierto: hay que evitar las ocurrencias que quieren aprovecharse del río revuelto. ¿Cuántos presuntos inversores llegaron en los 70 y 80 ofreciendo hacer de Canarias un Hong Kong a cambio de dejarles hacer lo que les diera la gana? La idea de que las reglas son trabas contra el progreso es tramposa. La falta de reglas llevaría al caos y a la ley del más fuerte o del más fullero. Pero, a su vez, hay que tomar la debida nota. Igual que es inaceptable que un caso judicial se eternice, lo es que un plan empresarial no tenga respuesta en plazo razonable. El sí o el no, no pueden dilatarse sine díe; porque no, y porque abona el martingaleo.

Con la crisis a muchas demagogias se les ha caído el disfraz; pero sin embargo hay aspectos que necesitan de una profunda corrección. Como la reorganización administrativa, que evite de una vez un indeseable y promiscuo solapamiento político / burocrático. La mancomunización comarcal debe disminuir la atomización municipal, uniendo esfuerzos, reduciendo gastos y aumentando la eficiencia; y el gobierno regional y los cabildos deben, a su vez, mejorar las fórmulas para que la convivencia no degenere ni en despilfarro de fondos públicos ni en un estéril peloteo entre instituciones.

Las prospecciones más importantes son estas; y los yacimientos más beneficiosos, los que aprenden de la experiencia... de los demás.

(tristan@epi.es)