Hay que quitarse el cachorro ante el Mencey, un hombre de reflejos de morena, pachorra de panchona y mirada de lechuza. Fue ayer en el Parlamento cuando el querido líder una vez más logró embarbascar al contrario aportando inteligentes y lacerantes respuestas que inmovilizaron al enemigo hasta escarcharlo a la textura de un gofio ralo.

Como todos los indígenas conocen, el Gobierno canario va a arreglarnos el Archipiélago y su plataforma petrolífera con un plan de choque para reducir el paro, que es aquel plan que se aplica cuando ya estás estampado del todo. Interpelado por grupos disidentes por el demencial número de desempleados que Él administra, dijo que de eso nada. Que él ha creado "6.000 empleos" -eso tras un febrero con casi 5.000 bajas más-, pero que ahora bien, si lo que pasa es que sigue entrando gente, "20.000" gentes en los últimos años, pues apaga y vámonos. Es decir, que ayer Rivero convirtió a Canarias no solo en destino turístico sino en destino emigracional, como Silicon Valley, todo ello después de que su gobierno de Él invitara a la juventud a darse una vuelta por el mundo, y a los ya tullidos a abandonarlo directamente. Y así no hay forma, claro.