Ayer entraba por correo 'electrógeno' un aviso de estos que mandan los ayuntamientos para informar de este u otro taller. Vive Bentejuí que a lo largo de la historia del 'taller' se han conocido actividades muy variopintas. Desde el ya clásico de iniciación al circo, al que preparan en La Gomera sobre pleitos: "para aceptar que el conflicto es parte de toda convivencia humana", según se explica en el prospecto, sin duda redactado por un tataranieto de Nietzsche. Algunos son más complejos, si cabe, e intentan perpetuar entre la tercera edad joyas de nuestro acervo cultural, como uno que se celebró este febrero: taller de la murga.

Todos ellos tratan de, bueno, en fin de..., celebrar un taller. Mientras se está en el taller, aaaamigo, no está uno echando copas. (Miento: seguro que existe uno de cómo echar copas sin joderse el codo). Pero en todo caso se está mejor en un taller que trabajando, sobre todo en este de ayer: Taller de punto con dos agujas y ganchillo. Por este camino tecnológico no vamos a salir de pobres. Usted ya convoca esto en China y le hacen una mañanuela al planeta. Y les dejo, que a las ocho es el taller 'cómo sobrevivir en el Menceyato sin que se te vaya el baifo a cada rato'.