Amigo Lucas, el viernes 29, día de San Pedro, miré más de cerca al marinero de Galilea por haber sido él quien fue. A diario le veo sentado en mi iglesia del Ejido de Telde, en su trono, con gorro especial y con llaves en sus manos esperando a los fieles. Sé que miro a este hombre con cariño porque fue un pescador que se ganó la confianza de Jesús que le encargó el pilotar a su misma Iglesia.

San Pedro es un santo que siempre me cayó bien por su talla, no solo humana, sino también espiritual. Aunque fue algo brutillo creo que debía tener en su vida un chip especial para que Jesús le confiara su Iglesia cambiándole hasta el nombre de Simón por el de Pedro. Menuda lotería le cayó cuando el Maestro le dijo: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia..." (Mt 16, 18).

Oye, no dudo en ver a San Pedro como el number one entre los apóstoles. Por eso desde este minuto invito a muchos cristianos a que descubran a este hombre de fe que tiene en sus manos las llaves del Reino y que recibió el regalo de atar y de desatar. Lee a Isaías 22, 22 para que veas algo sobre las llaves: "Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá". Amigo, San Pedro invita a amar más a la Iglesia, a pesar de sus arrugas y crisis reflejadas en muchos cristianos, seglares, sacerdotes, obispos y alguna vez hasta en papas. Ella, a pesar de los escándalos de sus miembros, sigue siendo luz en el camino. Hasta bendigo al Señor por los 265 papas que ha tenido en su historia a pesar de que algunos dejaron manchones grandes en su servicio papal.

Pido a Pedro que nos eche una mano. A él, hoy a través de radio Faycán a las 9.30 le echaré algunos piropos con el amigo Paco Peña haciendo el programa Que viva el domingo. Oye, gocé el 26 de junio, que fue aniversario de mi Bautismo. Ese motivo me llevó hasta la iglesia de Carrizal a rezar despacio el credo dando gracias por mis padres, Pepito el Rubio y mi madre Pinito la del Colmená de Valsequillo y también por mis padrinos, mis tíos Pancho el sargento, y Saro la de los Frailes. Gracias a todos ellos sigo diciendo hoy que creo en la Iglesia y en San Pedro, el gran marinero.