Si Feijóo oculta las siglas del PP en su lema de campaña para las elecciones gallegas, Rajoy se fuga del Congreso, cuyas alfombras no pisará en un mes. Y hasta febrero del año que viene, solo acudirá a cuatro sesiones de control. Ambos tienen la impresión de que su marca política apesta, de modo que conviene mantenerse lejos de ella. Para Rajoy es más difícil que para Feijóo porque huir de sus siglas equivale casi a huir de sí mismo. Quizá se convierta en el primer presidente invisible de la historia, lo que hace juego perfectamente con el buque fantasma en el que se está convirtiendo este país.

José Saramago imaginó en La balsa de piedra que la Península Ibérica se separaba del continente, comenzando así una curiosa deriva. En términos metafóricos, la península ya ha cortado amarras con Europa y navega sin rumbo por el océano. Los habitantes de los otros buques nos ven pasar con las luces encendidas y dicen: "Ahí va el buque fantasma". Lo dijo Romney el otro día, en su debate con Obama. Ya se venía diciendo de Grecia también, quizá no tarde en decirse de Italia. Barcos que atraviesan la noche sin tripulación, sin capitán, o con una tripulación y un capitán espectrales mientras el pasaje agoniza en la bodega.

Si Feijóo no quiere nada que huela a PP, Rajoy no quiere nada que huela a sí mismo. De modo que va a desaparecer del puente de mando, dice que debido a su agenda internacional. La nacional no es que esté hecha unos zorros, es que ni existe. Debido a la crisis, en las últimas navidades las empresas dejaron de regalar agendas, no ya porque resultasen muy caras, sino porque se trataba de un obsequio algo sarcástico, como regalarle a un indigente una hoja de cálculo. Algunos jóvenes empiezan a huir también de sí mismos, y de nosotros, buscando fuera el modo de ganarse la vida. El asunto es complicado, no ya porque viajar a Europa desde la balsa de piedra es más difícil ahora que cuando parecíamos unidos al continente, sino porque se han acabado también las reservas dedicadas al programa Erasmus. Nos vamos aislando de los demás al tiempo de alejarnos de nosotros mismos. Feijóo lo resuelve a base de cartelería y Rajoy evadiéndose. Pero usted y yo lo tenemos crudo.