En su análisis de los diferentes aspectos que configuraban la incipiente industria turística en la Gran Canaria de 1907, Francisco Portela Lozano (Méquiz), centra su VII entrega en la influencia que la propaganda ejerce sobre el tourismo, la cual ya entonces había "?adquirido la categoría de un arte especial y a su disposición se ha puesto, el dibujo, la pintura, la música, la versificación y otras artes ingeniosas? Tan fecunda se considera su acción, que en todo negocio se asigna a ella una primera e importante porción del capital". Y así ha sido durante más de un siglo de turismo en Gran Canaria, donde la inversión en publicidad ha ayudado a posicionar a la Isla en el contexto turístico nacional e internacional; si bien ha habido momentos en los que el derroche de dinero, las excentricidades y la dudosa eficacia de algunas de las acciones publicitarias, han terminado por enfadar a la opinión pública consciente de que el gasto corría a cargo del erario público.

Apuntaba Méquiz que el auge publicitario ya era tal que "?cualquiera, por poco notorio que sea su apellido, habrá recibido por correo algún librito de poco volumen, de papel fino y bien oliente? animando a excursiones llenas de encanto, a sitios donde la salud y la alegría son como sol sin nubes ni ocaso." Y la publicidad habitó entre nosotros -añadimos- instalando grandes vallas publicitarias en las orillas de las carreteras, cuyo máximo exponente en España fue el "Toro de Osborne", transformando productos publicitarios como los diseñados por Andy Warhol, en obras de arte que se exhiben en los museos para goce del turismo cultural, utilizando imágenes asociadas a un lugar turístico como es el caso de la Torre Eiffel y París, de la misma manera que lo hacemos con Las Dunas y el Faro de Maspalomas en Gran Canaria por ser un destino turístico de sol y playa y como última tendencia, asociando al destino turístico personalidades de reconocido prestigio profesional como es el caso del tenista Rafael Nadal en Baleares o el futbolista David Silva en Gran Canaria.

Todos los destinos turísticos copian y adaptan, con más o menos disimulo y suerte, las acciones publicitarias que supuestamente funcionan bien en otros lugares y que implantadas en la Isla han salvado momentos de abulia administrativa sobre todo; y de la misma manera que Berlín llenó sus calles de osos artísticamente decorados, aquí lo hicieron con aquellos perros, acción que si bien no critico teniendo en cuenta los artistas de prestigio que intervinieron, sí digo que evidencia lo costoso-por efímero- de algunas acciones publicitarias mientras que en la Plaza de Santa Ana, el conjunto arquitectónico más grande de toda Canarias, permanecen desde hace más de un siglo un conjunto de perros en expectativa de que alguien les invente una leyenda urbana, iniciativa que sí han emprendido en Bruselas con el Manneken Pis, o en Copenhague con la Sirenita. Los perros de la Plaza de Santa Ana van tirando con una mano de pintura y el cuidado para que no se oxide el hierro del que están hechos, sin historia y de aquellos perros nunca más se supo quedando alguno por ahí ignorado.

Decía Méquiz hace más de un siglo que "quien no haya podido viajar, habrá visto en la prensa diaria, y singularmente en las revistas ilustradas, seductores anuncios que convidan a echarse por esos mundos, en dirección a nuevos paraísos terrenales?" Ese es el objetivo que persigue la publicidad turística y así lo creyeron quienes echaron a rodar un tren tuneado a lo grancanario que atravesaba Europa central, montaron una pirámide de plátanos en pleno centro de Madrid, apostaron por la emisión de programas radiofónicos del tipo "No es un día cualquiera", desde Maspalomas con un índice de audiencia espectacular y por la retransmisión también en directo de las campanadas de Fin de Año desde el Faro de Maspalomas en el año 2010, a través de Radio Televisión Española, cuyo impacto mediático directo llegó a cuatro millones y medio de personas en el territorio nacional.

En otras ocasiones, las más, la publicidad discurre por los canales de distribución propios de la industria turística y de ahí el merchandising y los múltiples folletos con los que Gran Canaria acude a las ferias de turismo y que a pesar de estar diferenciados de otros destinos turísticos por un logotipo propio, se difuminan en la jungla publicitaria, por lo que no debemos olvidar que lo importante en dichas ferias son las agendas de trabajo y los acuerdos y convenios a los que se llegan con las compañías aéreas, los tour operadores, las asociaciones de agencias de viajes, las agencias publicitarias y los medios de comunicación a través de los cuales se va a posicionar el destino y cuyos supuestos efectos se traducen en el nivel de ventas de paquetes turísticos para visitar Gran Canaria, sin olvidar la probabilidad de que el "?exceso y abundancia del anuncio vaya embotando la curiosidad pública, y que al tourista algo inteligente no le seduzca?" Según decía el señor Portela Lozano (Méquiz) en las páginas del Diario de Las Palmas allá por 1907.

Más de un siglo después de Méquiz, las fortalezas básicas de Gran Canaria como destino turístico continúan siendo las mismas: las bondades del clima, el sol y playa, la cercanía con el continente europeo de donde proceden la gran mayoría de los turistas que nos visitan, la seguridad de la que gozamos, la diversidad de paisajes y la idiosincrasia de nuestra gente. Los avances tecnológicos al igual que facilitan y mejoran la promoción de Gran Canaria en los mercados turísticos y las ventas y compras online a través de páginas webs, centrales de reservas y pasarelas de pago, se hacen eco rápidamente de la publicidad engañosa porque la mentira tiene un corto recorrido y el efecto boomerang no se hace esperar, son todas ellas razones más que suficientes para posicionarme con el visionario Méquiz en relación con el trato al turista, ya que en su opinión era "?menester que nos esforcemos en que reciban y guarden las mejores impresiones; que al referir las diversas etapas de su viaje con el interés que se cuenta y comenta algo excepcional de la vida, recuerden con entusiasmo su visita a Las Palmas, y testimonien sus impresiones, con algo que pudiera ser una sumaria y bonita descripción de la ciudad y sitios preferentes de la isla, bondades del clima, expediciones que puedan hacerse?" Publicidad que nada cuesta, que fideliza al turista que la emite y que además logra con su testimonio que otros vengan.