Querido amigo, las ambiciones bancarias parecen no tener límites. El dinero y el negocio no saben de ética ni moral.

Resulta que ayer me dijo mi hijo que están recibiendo en la Universidad la visita de un grupo de profesionales de la banca. Son gente joven y muy preparada que viene a presentarles una oferta de crédito joven, tarjetas y toda esa clase de productos bancarios.

La jovial e impecable presentación recuerda a la de los jóvenes predicadores, de Biblia en mano y corbata, pero no son más que un intento de meter a nuestros hijos en una cadena interminable de créditos y deuda permanente.

Lo más grave del caso es que se trata de créditos a unos tipos de interés totalmente abusivos. Solo basta con comprobar lo siguiente: el tipo oficial del dinero está en el 0,75 % y la obtención de créditos para las entidades financieras por parte del BCE en el 1 %. Sin embargo, las entidades financieras sacan provecho de los estudiantes con intereses que llegan hasta el 22 %. Son datos a la vista que puede comprobar cualquiera.

La mayoría de estos préstamos no son recomendables ni siquiera para un consumidor con cierta capacidad de ahorro.

Total, que están metiendo a nuestros hijos en una droga tan peligrosa como la que los camellos van ofreciendo de drogas tradicionales: el dinero prestado en estas condiciones y circunstancias induce a crear una dependencia que, en la mayoría de los casos, llega a ser de por vida.

Muy grave es también que esto suceda a la vista, el plácet y la complacencia de nuestros responsables docentes.

Al menos y al igual que el tabaco, a estos productos de crédito y préstamos bancarios se les debería obligar a llevar también una advertencia "atención: un préstamo puede ser perjudicial para usted y su familia".