Ricardo Villares, presidente in aeternum de la Casa de Galicia, confesaba entre lágrimas que no había medios para atender a tantas peticiones de comida y regalos para estas navidades y Reyes. Me decía que la crisis había multiplicado las necesidades, y que aunque la gente se estaba portando muy bien, las instituciones habían recortado sus contribuciones a la causa, sin atender a explicaciones y lloros. "Es lo que hay. Pero la verdad es que tenemos miles y miles de nuevos pobres, que no pueden comprarles un detalle a sus hijos, porque están todos en paro, y ni para comer caliente tienen...." Lo mismo les ocurre a Cáritas, a Cruz Roja, y a todas las ONG que están sustituyendo, como nunca, las obligaciones institucionales del Estado de bienestar. "No hay dinero", dicen las autoridades. Los ayuntamientos, los cabildos, los gobiernos regionales, todos a una, entonan la misma letra.

Claro que por lo visto hay compromisos ineludibles, prioridades que no se pueden seguir desatendiendo, y si hay que suspender la tradición del nacimiento en el parque de San Telmo, se suspende sin que a nadie le tiemble el pulso. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria tomó esa drástica decisión porque sus arcas estaban tan exhaustas que no había dinero para pagar al vigilante que tenía que hacer guardia un par de semanas en el belén. Menos mal que precisamente uno de los mayores empresarios de seguridad privada, Miguel Ángel Ramírez, dio un paso al frente y acudió en ayuda de los Reyes Magos. Seguro que Sus Majestades se lo recompensarán dándole unos golitos a la UD, si bien moverán cielo y tierra, porque para eso son hombres de ciencia y astrología, para averiguar por qué la policía municipal no puede asumir esa tarea.

La capital, siempre en vanguardia transoceánica e intercontinental, adapta sus servicios a nuevas necesidades que tienen consideración de esenciales: por ejemplo, ayer se inauguró un nuevo parque para perros en Las Rehoyas, con lo cual ya hay tres en funcionamiento (con el Parque Romano y Santa Catalina). Además, en el futuro, aparte de otro parque en San Cristóbal habrá un megaparque -mejor y más preciso sería meaparque- en Siete Palmas, dividido para perros grandes y perros chicos. Enternecedor.

Y como las fiestas son interclasistas, habrá fiestas de la boya, para inaugurar los nuevos fondeaderos de yates en el litoral, una forma de poner en valor la costa, que se sumarán a las tradicionales romerías, procesiones y a las fiestas de la bicicleta que contribuyen al divertimento general de la población no encamada que tiene lugar cuando la ciudad se convierte en intransitable.

El debate sobre la oportunidad o inoportunidad de estos aconteceres es sin duda consecuencia de las ganas de enredar de la oposición, que no debe darse cabal cuenta de que un desahuciado que tenga perro, por lo menos podrá pasear a su mil leches en un recinto donde convivirá con canes de rancio abolengo perruno con certificado de raza. ¿Y qué espectáculo mejor para los que esperan un milagro de los Reyes Magos, y del esfuerzo de la Casa de Galicia, y de las ONG, que sacar la bicicleta y rodearse de gente feliz que le mitigue las penas tocando la música celestial del timbre?

No obstante, el cartón piedra, incluso el resistente a la humedad, acaba por cuartearse. Se cuenta como verídica la historia de que el príncipe Potemkin, amante de la zarina Catalina la Grande, quería mitigar el dolor de su señora cada vez que esta recorría las miserables aldeas rusas, y para ello pintaba falsas fachadas de chozas relucientes y rusos felices en grandes tableros a lo largo del trayecto. La distancia del camino, dicen, no permitía a la zarina darse cuenta del bienintencionado engaño; o si se la daba, quizás ella no lo hacía notar para no herir la fina sensibilidad de su fiero militar pero tierno amante.

Nada impidió que la Rusia eterna, con la Familia Real en cabeza, el zar Nicolás II, su esposa e hijos, incluido el niño zarevich, fuera pasada a bayoneta y pólvora por los bolcheviques en Yekaterimburgo, ayudados en un sandwich de ensaladilla rusa, por supuesto, por los siervos, los incipientes proletarios y los intelectuales, europeizados o no.

(tristan@epi.es)