Alos que son muy duros de corazón se les atribuye aquello de "no tener prójimo", así como a los que son egoístas redomados lo de "al prójimo, contra la esquina". Esto, si lo practicamos tú y yo, lector, puede no tener mayores consecuencias; pero en cambio si lo practican quienes por su cargo gobiernan intereses generales de una comunidad es cuando puede llegar a ser grave. Hace poco tuvo lugar un pleno en el Ayuntamiento de Telde en el que se dio a conocer, y se aprobó, la decisión del grupo de gobierno de rescatar siete de los 25 locales de que dispone el Consistorio, defendida por concejales del Partido Popular. El fondo de lo que hacen es la superficie, pues las razones para hacerse con los locales del 1 al 7, en el Parque Municipal, son el realojo de los grupos políticos motivado por la crisis. Hay que ver las barbaridades que se hacen enarbolando la crisis sin que les tiemble la mano ni les quede ningún tipo de remordimiento. ¿Todos los grupos están de acuerdo? Porque de los siete, el de mayor actividad es ese que viene usando la Asociación de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa, ACCU Canarias, desde hace mucho tiempo. Aquellos ediles, representantes genuinos del interés de todos los habitantes de la ciudad de los faycanes, ¿se molestaron alguna vez para en primera persona conocer bien qué tipo de actividades desarrollan los miembros de la citada asociación, qué es lo que hacen allí? ¿Son tan frívolos como parece para desprenderse de sus declaraciones, pronunciadas en un pleno, en las que afirmaban que "algunos dejarán de tener sede en estos inmuebles porque nunca se abren o los utilizan los domingos y festivos para hacer asaderos" (¿?). Aquello no es un club de cazadores o de radioaficionados. Se trata de algo que da acogida a personas con problemas de salud. ¿Habrá que decirles lo de que la satisfacción de hacer un bien está, a veces, en reconciliarnos con nosotros mismos? Si alguna vez, como terapia de grupo, deciden tomar unos cafés con leche, chocolate y unos dulces, o algo más dentro de lo que se considera correcto, lo hacen para alejar el espantajo de un problema que llevan con ellos donde quiera que van. La obligación de un político es usar sus energías para beneficiar y mejorar, en su caso, instituciones cuya labor es mitigar el dolor de los afectados de alguna de estas enfermedades, y nunca emplear su tiempo para abandonarlas tirándolas a la calle como unos desahuciados cualquiera. Quedarían mejor si pusieran un poco de prójimo en la mesa de su trabajo. Las decisiones dignas dignifican a quienes las toman, y "si acaso doblares la vara de la justicia [como aconseja D. Quijote a Sancho], no sea con el peso de la dádiva [léase aquí medida caprichosa], sino con el de la misericordia".