Amigo Lucas, la semana santa que comienza hoy me recuerda aquella vez que, siendo niño, iba un viernes santo silbando y la madre de Julianito, el del pozo de Jinámar, me dijo: Niño, hoy ni se silba ni se canta porque está el Señor muerto". De verdad que fue un bonito recuerdo que no se me ha borrado con los años y me invita siempre a pensar en Jesús de Nazaret.

El Domingo de Ramos es el comienzo de la semana grande de la Fe que invita a poner en el centro de la vida al maestro de Galilea. Nunca olvido lo que decía en uno de sus buenos libros el gran psiquiatra brasileño Augusto Cury a sus compañeros de profesión: "Colegas, tengan cuidado con Jesús de Galilea que es el mejor psiquiatra de la historia ya que él fue capaz de hacer rico al más pobre y hacer santa a la mujer prostituta".

De verdad que para millones de personas Jesús hoy es algo fuera de serie que ofrece caminos nuevos a los que buscan. Muchos sabemos que el Galileo, antes de marchar, nos dejó la Eucaristía, el Perdón como sacramento, el Sacerdocio a los 12 hombres y a sus sucesores... Ah, vi que el domingo pasado a una lectora no le gustó el que dijera yo que Jesús excluyó a la mujer del sacerdocio. Me gustó su reacción, pero se ve que en teología no está muy fuerte ya que tendría que repasar la teología católica y también alguna protestante.

Creo que fue Juan Pablo II el que cerró el discurso sobre esas posibilidades. Confieso que hubo un tiempo en que yo mismo no lo descartaba pero alguien me dijo que pisaba terreno espinoso y que eso era un puntal de fe. Pensando algo el tema yo diría que de haber dado Jesús el ministerio sacerdotal a la mujer, se lo hubiera dado en primer lugar a su madre, María, cosa que no hizo.

No obstante, de paso invito a las mujeres que están con pena por esa restricción de Jesús a que hagan algún estudio serio de mariología y tal vez puedan sacar alguna luz y abrir las puertas que cerró Juan Pablo II. Amigos, este domingo de Ramos nos invita un año más a entrar en la semana santa con el corazón ya que hay cristianos que se quedan por fuera dándole mucha importancia a las procesiones y a otros tingladillos religiosos. Yo les animo a que le saquen partido a estos días para renovar la fe comprometida ya que hay el peligro de que la semana se quede en folclore pasajero.

Como sé que hay amigos que no celebran el sacramento del Perdón les animo a hacerlo bien hecho, ya que pecados de omisión hay por centenas en el campo social, en el campo del no compartir, en el de no orar en familia... Animo a la gente a que recupere en casa la oración y a que tengan un espacio bueno para vivir el Jueves, el Viernes, el sábado Santo, y sobre todo el Domingo de Resurrección.

Desde este minuto doy gracias al Papa Francisco que está haciendo pensar a la gente instalada y a los que ponen acento en los trajes clericales, en ornamentos de capas pluviales... Creo que la Iglesia o se pone hoy en estado de misión o poco tiene que hacer. A veces yo me pregunto: ¿por qué no construir junto a nuestra Catedral, o junto al obispado donde hay un solar vacío, una casa grande de acogida para emigrantes y para los pobres?

Sería bueno repasar a San Isidoro de Sevilla para ver qué hacia con los pobres. Sé que a mi iglesia le cuesta liberarse de boatos, de títulos, de amarres de siglos... Yo diría que el Sermón de la montaña está por estrenar en muchos lugares, en muchos sacerdotes y hasta en algunas cuentas de obispados, de parroquias y de párrocos... Mi iglesia creo que no se puede quedar entretenida en obras de arte, en adornos y trajes, en llenar templos de imágenes cuando está el mundo pidiendo un evangelio vivo.

Animo a los lectores a renovar estos días su carné de cristianos comprometiéndose en "Amar, perdonar y en compartir con todos".

Oye, no olvides lo de ir el martes a la Catedral donde tendremos la misa crismal con la renovación de las promesas por parte de los sacerdotes a las 11. Pena que este año no se repita lo del año pasado que tuvimos el envío a la Misión de nuestro amigo Pablo Prieto que está por tierras de Nicaragua con el amigo Isidoro.

No olviden que la colecta del Jueves Santo es para los pobres y la del Viernes Santo para los lugares santos, que necesitan una mano fuerte de todos nosotros.