Ayer miércoles, día de san José el Himnógrafo, el beato Gandulfo de Binasco y la mártil Cristina de Capa Caída volvió a comparecer el presidente de la nación por una pantalla de plasma.

Mariano Rajoy televisó allende el mediodía para insuflar ánimos a su partido y jalear a la población en general, ofreciendo optimistas datos tanto retroactivos de su gestión de él, como del futuro a medio plazo, que una vez más será el año que viene. Según sus paranormales barruntos y tras consultar el oráculo, en 2014, copio y pego, "los españoles notarán los resultados tangibles de los esfuerzos que han hecho", sin especificar dada la imposibilidad de preguntar si estos síntomas incluyen estertores, la peligrosísima sirimba, la furiosa ferecía, el pachorrúo andancio o el sepulcral patatús definitivo.

En cualquier caso y mientras esperamos con alegría este luminoso porvenir habría que subrayar la pérdida de una de las tres dimensiones del amado líder. De las que tres dimensiones que disfrutamos las demás personas, él, quizá en el transcurso de su abnegado esfuerzo individual, ha extraviado una y por ello solo sale por la tele.

Esa es una de las explicaciones iniciales de por qué recurre al televisor para materializarse, pero tras consultar a enterados físicos de la Toscón Alto University resulta que para que un organismo furule necesita -sí o sí- de las tres dimensiones espaciales por muy plasma que se sea. Estos tres vectores son: el largo, lo ancho, y lo que hay por dentro. Si no hay nada por dentro, amigo, por muy lo largo y lo ancho que usted luzca no será más que un inerte retrato, un sello lambiado o, como mucho, una estampita del niñito Jesús.

Luego puede ocurrir es que Mariano ya no esté aquí entre nosotros, sino en otra dimensión superior, en un paraíso fiscal desde el que nos habla y que al igual que los espíritus no está para dar respuestas al populacho, sino para adoctrinarnos de lejos. En consecuencia él todo lo ve y si usted se desala porque su bacinilla se mueve bajo la cama o se le enciende el bombillo de la mesa de noche, regocíjase: es el ectoplasma de Rajoy mejorando el país.