Se habla mucho de las bonanzas de las producciones ecológicas pero son muchos los agricultores que se encuentran en la situación de comercializar sus productos ecológicos como convencionales porque no encuentran mercado. En el sector ganadero, esta situación se acentúa si cabe y se hace difícil encontrar un canal de comercialización que cubra el valor añadido del producto final.

España es el país de la Unión Europea que destina más superficie al cultivo de agricultura ecológica, en Canarias hay agricultores que han apostado por ella; sin embargo, es uno de los que cuentan con un menor mercado interno de este tipo de productos. Los informes del Ministerio de Agricultura dejan constancia del crecimiento de la agricultura ecológica en nuestro país cada año, tanto en superficie como en operadores. Un incremento que contrasta con el bajo consumo interno. Los españoles solo gastamos siete euros en comprar productos ecológicos, muy por debajo de la media europea.

Ello se debe al hecho de que los productores y fabricantes españoles de alimentos ecológicos, que tienen la posibilidad de hacerlo, prefieren, abiertamente, exportarlos, pues consideran poco atractivo entregarlos a los circuitos internos de distribución. Actualmente entre el 70 y el 80% de la producción nacional de alimentos ecológicos se exportan, básicamente a la UE (Alemania, RU, Francia, Suiza e Italia).

La comercialización de productos ecológicos sigue siendo una gran asignatura pendiente. Se trata de un sector relativamente pequeño y poco desarrollado. Un perfil común de las empresas de producción ecológica es el de una microempresa de tipo familiar creada con los mínimos recursos económicos y con desconocimiento de la comercialización de productos. Generalmente, los canales de distribución que sirven para canalizar estas pequeñas producciones son la venta directa al público en mercados, ecotiendas y herbolarios.

El bajo consumo en el mercado interior en España viene motivado en cierta medida por la falta de conocimiento información y motivación del consumidor, por los precios superiores respecto a los de alimentos convencionales (en general, un 3050%, más caros), y por los problemas relacionados con los propios puntos de venta (ausencia de estos productos en los puntos de venta habituales).

Las principales razones para explicar ese bajo consumo de alimentos ecológicos en España son estas: falta de información y confusión del consumidor en materia de productos ecológicos; Asociación entre Agricultura y vegetarismo o movimientos ecologistas. No es necesario comulgar con este tipo de movimientos para consumir estos productos; ausencia de una comercialización correcta. No hay presencia suficiente en los lineales de venta de los canales tradicionales. Hay una corriente dentro de la producción ecológica que entiende que los productos ecológicos no deben entrar en los canales tradicionales, postulando su venta directa en mercados locales como única alternativa. No se puede estar más alejado de la realidad y a la vez más equivocado con este tipo de posturas, la producción ecológica debe estar en mercados y también en los canales de distribución convencionales y venta on line, es la única forma de llegar al consumidor y fomenta naturales, caseros, sin conservantes, cuando realmente no lo son o carecen de etiquetado reglamentario. Son otro tipo de productos y así habría, algunos no autorizados, que confunden al consumidor; el coste medio de producir de forma ecológica esta en torno a un 2030% por encima de la agricultura convencional, según indican diferentes estudios especializados. Sin embargo, según cálculos teóricos basados en datos de costes oficiales, la diferencia porcentual media de los precios de productos ecológicos respecto a los convencionales seria del 3035%.

Es indudable la importancia de efectuar un seguimiento sistemático del precio final en el lineal de venta de los alimentos similares convencionales. Los productos ecológicos destinados a la exportación encuentran cada vez más competencia de países.

Existen algunas soluciones para estos productos que podrían ser: evitar las confusiones terminológicas relativas a los productos ecológicos; divulgación de la producción ecológica para conocimiento de los consumidores; Fomento de una imagen común de los productos ecológicos españoles; Fomento de la concentración de la oferta; Participación en ferias de promoción e internacionalización; las administraciones estatal y autonómicas deben apoyar este modelo de producción agraria y a promover el desarrollo del consumo de productos ecológicos; los consumidores deben conocer y valorar con realismo el autentico alcance y valor de la producción ecológica y el significado real de lo que le aportan los alimentos ecológicos en numerosas vertientes (calidad, sostenibilidad del entorno rural, defensa del medio ambiente, etc); disponibilidad de gamas de productos amplias y diversificadas; y continuidad del servicio de los mismos: garantía de oferta; orientación comercial a productos de alta gama/calidad: exigencia de una buena presentación.

No es fácil cambiar los hábitos de los consumidores, pero si seguimos estas pautas al final la agricultura ecológica ocupara el lugar que le corresponde, y espero que sea más pronto que tarde.

(*) Presidente de Asaja-Las Palmas