Este periódico ofrece hoy en riguroso directo unos entretenidos datos sobre los anómalos fenómenos reproductivos en nuestra vecina y nunca bien ponderada isla de Tenerife, donde además de seguro de sol, tienen seguro de censo, y que revelan que esta afición por hinchar la población es tan propia del gestor chicharro como el pollo en vinagre.

El doctor en Historia Agustín Millares Cantero cuenta que el último capítulo de los 15.306 indígenas fantasma que incrementaban en falso la estadística de Santa Cruz no son una novedad, y que nada menos que en 1920 ya tuvo que intervenir el INE por este entusiasmo por empadronar espíritus como forma de darse importancia.

Pero veamos el caso de un lugar llamado Campanario a principios del siglo XX y la asombrosa capacidad de organización de estos campanarienses para convivir 200 personas en un único chabolo. Estudios antropológicos no han podido elaborar un cuadrante para diligenciar una vida más o menos normal con un único bajante y tanta gente domiciliada dentro, pero el asunto es que en Campanario existía este precursor de la moderna comuna.

También en Taganana tras un golpe de calor se pasó de 2.376 a 5.303 tagananos, saltándose los meses propios de una gestación, y cuando llegó ATI le dio más macho aún a la máquina de fabricar duendes, espantando al mismísimo presidente Paulino Rivero, quien un mes sí y otro también se queja de que con tanto aborigen suelto en un sitio tan chico no hay quien gobierne en condiciones.

Pero si esto viene siendo así nada menos que desde el siglo pasado habría que deducir que probablemente en Tenerife no viva nadie, salvo don Pepito, y que existan más pingüinos censados en el Loro Parque que personas de carne en la capital.

Es probable de toda probabilidad que el ferry que llega a Agaete desembarca y embarca al mismo pasaje de Playmobil comprado por el Ayuntamiento para dar credibilidad y que las luces que se ven desde aquí las encienda un temporizador gigante instalado en el mamotreto de Las Teresitas. Una foto satélite aclararía este IV Milenio.