Y como en el juego de la oca, tiro porque me toca. Así habrá pensado Hamid Chabat, secretario general del muy nacionalista partido del Istiqlal (Independencia), el pasado 1 de Mayo al aprovechar la fiesta del Día de los Trabajadores para evocar el "Gran Marruecos" de Allal Al-Fasi, reivindicando los territorios saharauis que la gran amiga allende los Pirineos hurtó en su momento a Marruecos (y también a Túnez) para incorporarlos a la entonces provincia francesa de Argelia, volviendo Chabat por sus fueros el día 11 durante una reunión del consejo nacional de su partido en la que pidió "al gobierno oficialmente que abra el expediente del Sahara oriental ante la ONU", un gobierno el del islamista Abdelilah Benkirán del que el partido del Istiqlal forma parte. En su encendida alocución, Chabat se refirió a las provincias occidentales argelinas de Bechar, Tinduf, Hasi Beida y Kenadsa. En este caso y desde la perspectiva histórica a Rabat no le falta razón, veamos algunos números: la superficie de la Argelia otomana, antes de la ocupación francesa en 1830, era de 300.000 km2, pasando en 1920 a 575.000 km2 tras la usurpación de territorios del este marroquí, alcanzando durante la independencia el 5 de julio de 1962 la nada despreciable cifra de 2.381.741 km2, convirtiéndose Argelia de hecho en el país más grande del Magreb y el segundo de África.

¿Y qué piensan en Argel del órdago de Chabat? Rápido de reflejos, el ministro argelino de Asuntos Exteriores, Murad Medelci contestaba el domingo 5 a Chabat calificando sus declaraciones de "graves e inaceptables, constituyendo una deriva peligrosa e irresponsable que condenamos con gran fuerza", mientras un día antes el diario El Watan (La Patria) aprovechaba para comentar que el peculiar líder istiqlalí y alcalde de Fez es conocido en Marruecos "por su gran proximidad con el rey Mohamed VI" algo que, la verdad sea dicha, a este escribano no le consta. La realidad es que las relaciones bilaterales argelino-marroquíes siguen empantanadas, las fronteras entre los dos países cerradas y el recuerdo lacerante de la "Guerra de las Arenas" (octubre 1963) sigue vivo en la memoria colectiva de ambos pueblos. Por lo demás, los internautas argelinos han reaccionado también vivamente llamando en algún caso a tomar las armas, y en otros, sugiriendo a Chabat y a los marroquíes que se preocupen de "liberar Ceuta y Melilla del colonialismo español" (sic). Recordemos no obstante al respecto, la memoria histórica es siempre buena consejera, que durante la grave crisis del islote Perejil (Taula o Laila para los marroquíes) en el verano de 2002, la República de Argelia fue el único país del entorno árabe que se posicionó leal y claramente a favor España.

Mientras Chabat calienta el ambiente y desvía hábilmente la atención, en las Provincias del Sur (el Sahara Occidental unilateralmente anexionado por Marruecos durante la nada pacífica Marcha Verde, Al Masira Jadra) la situación va de mal en peor, siendo cada vez menos los marroquíes que se creen las versiones oficiales. Porque el problema del Sahara Occidental es múltiple y ni Rabat ni la RASD representan unilateralmente a todos los saharauis. Por lo demás las Provincias del Sur han sufrido estos días, particularmente del 26 de abril al 4 de mayo, una tensión máxima en la que, según Marruecos, "se ven las manos del Polisario y de Argel". Las manifestaciones en El Aaiún, Smara, Bojador, Guelmin y Tan Tan se suceden día tras día y, si bien es cierto que ondean algunas banderas polisarias, la realidad es que son las condiciones económicas y sociales (la tasa de paro alcanza el 60 % entre los jóvenes) las que polarizan a la población. Solo el 4 de mayo se manifestaban en El Aaiún unas 2.000 personas (cifra que es refutada por el ministro de Interior, el "harakí" Mohand Laenser), sufriendo las fuerzas de seguridad cerca de 150 heridos mientras, con total impunidad, un exaltado patriota originario de Rabat colgaba un vídeo en internet blandiendo una pistola amenazando con asesinar a los simpatizantes del Frente Polisario. La realidad es que en las Provincias del Sur la tensión es palpable y el territorio está a punto de implosionar.

Al final y apuntalando el papel estelar de Mohamed VI en la reciente crisis sahariana, la Casa Blanca ha hecho público un comunicado, si bien lacónico aludiendo a la entrevista telefónica del pasado jueves 9 entre el presidente Barack Obama y el rey Mohamed VI (ésta vez el telefonazo es verdad), en la que ambos parecen haber acordado un calendario de encuentros, empezando por una visita del joven soberano marroquí a Washington. Supongo que Obama esperará una explicación franca y directa sobre la inopinada cancelación de las últimas maniobras militares conjuntas en Agadir (el ejército norteamericano ya había desembarcado soldados y pertrechos), algo no de recibo viniendo de un país como el Reino de Marruecos que goza del privilegiado estatuto de aliado mayor de los Estados Unidos fuera de la OTAN. El Neomajzén tiene tiempo para valorar si la rabieta, a cuenta ésta vez de la Minurso, mereció la pena.