Me aseguran que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria anda empeñado ahora mismo, entre otras cosas, en resaltar la estatuilla de Lolita Pluma que se encuentran en el parque de Santa Catalina. Y todo como parte de un proyecto de remodelación donde el Consistorio da prueba una vez más de su ya reconocida falta de memoria histórica.

Digo esto porque resulta inconcebible que al día de hoy se le rinda culto a una persona que invitaba más a la caridad que a elevarla a los altares de la vida publica de nuestra ciudad. Y es que mientras que eso, por desgracia, ocurrió en tiempos pretéritos, nos encontramos que ahora con que no si querías una taza de despropósitos sucede que nos dan dos más a las que califico de culto a la vulgaridad.

Y a todas estas nos encontramos con que en el parque de Santa Catalina, referencia que fue de unos de los grandes centros comerciales de nuestra isla de Gran Canaria, no existe la menor alusión a todos aquellos hombres que durante más de un siglo lucharon y vienen luchando por crear y reactivar el Puerto de la Luz y de Las Palmas. Inconcebible, pero cierto.

Por eso y porque estamos a tiempo de corregir semejante despropósito, espero que alguna cabeza pensante- si la hay- del Ayuntamiento capitalino reflexiones y convenza al resto de sus compañeros que lo lógico sería que allí, en el parque de Santa Catalina, se instalara un monolito donde fueran incluidos los nombres y apellidos de aquellos patriotas -canarios e ingleses- a los que tanto debemos, con el Puerto como referencia, al día de la fecha. No hacerlo y pretender, repito, elevar a los altares a una persona que nada representó en nuestra vida ciudadana, lo tomamos como una bofetada pública hacia quienes creyeron y continúan creyendo que aquí las cosas deben hacerse como Dios manda.