Yo no sé a ustedes, queridos lectores, pero a servidora, en ávida meditación sobre la andadura moral de esta época que nos ha tocado vivir, veo que el descontrol de la ética, el decoro y lo espiritual de esta sociedad es ya como un bisturí certero que está cercenando el sentido de la moral, la seriedad y el buen gusto, y que parecía que siempre sería indestructible. En estos tiempos que corren, el descaro, la desfachatez, la indecencia, hacen difícil la vida para quienes fuimos educados cristianamente y con unos valores morales hoy más que consolidados, y se hace insostenible tener que contemplar una televisión impúdica, empeñada en desequilibrar el verso, la poesía del vivir con decencia y el clima del amor familiar, obstinada en nutrirnos de escenas pecaminosas con la intención de seducir a unos jóvenes por el camino de la lujuria y del libertinaje más insospechado, sin limitaciones, incurriendo en una cultura deplorable de hábitos desordenados y dudosos comportamientos (navajazos, patadas, camorras, borracheras), intentando enjaularlos en vicios que sólo les llevan a la destrucción física y mental, desposeídos de luz y con una actitud negativa y despiadada hacia la familia.

Esta sociedad inmoral se hace también evidente en jovencitas de escotes vergonzosos, minifaldas indecentes, alcohol, drogas y sexo libre. Afortunadamente, no todos los jóvenes de hoy están en el mismo lado, porque han sido educados por padres con autoridad moral, que les cuidaron y vigilaron dando buenos ejemplos, pero otros jóvenes, descuidados de sus progenitores, se han convertido en un escabroso grupo viviendo el ambiente de Sodoma y Gomorra. Quizá servidora ya esté antigua como un molinillo de café, pero mi nostalgia de tiempos vírgenes, cálidos, morales, con una juventud impregnada de sueños y observando la vida con respeto, hace que no me crezcan razones para entender este desmadre.

Y a pesar de que trituro este pensamiento del existir porque vivo en un mundo defectuoso, como diría Descartes, "cogito, ergo sum"="pienso, luego existo", a veces prefiero no pensar porque me arranca el corazón tanta desvergüenza. Ay, Señor?

Y de paso, queridos lectores, les invito a la presentación de mi novela La escandalosa verdad, mañana miércoles a las 20.00 horas, en el Real Club Náutico de Gran Canaria, con entrada libre. Les espero.