Ayer llovió. Fíjese usted, en pleno junio. Bueno, fueron unas garujas bobas, un empapagüevos sin mayor precipitación en la parte norte de varias islas y sin mucho que reportar salvo un santo sin chubasquero que se escaqueó de su propia procesión. Paradójicamente los santos, tan sufridos en vida, tan entregados al martirio, luego, post mortem, son extremadamente delicados.

Que llueva en junio no es novedad alguna pero para un honorable sector de la población siempre se trata de un acontecimiento inédito, qué inédito, insólito, cuando no apocalíptico. Se dice, "mire usted, junio y lloviendo, hum". Y le chincha que llueva porque estima que es algo no programado y quizá el resultado de una mala gestión terrestre, pero no por algo global de calenturas oceánicas, sino por un problema autonómico o municipal incluso.

Ejemplo: Si llueve en junio y hay baches en su calle, este isleño señala con su dedo romo ambos fenómenos agrupándolos en uno, y dice "¿qué te dije? ahí lo tienes, inglés", de lo que se deduce que es el alcalde el que tiene la llave de paso pluviométrica y el que le da al sacho de noche para hacer los baches.

Esto es inexacto, especialmente en lo que concierne a la llave de paso. Aquí llueve por cuestiones puramente meteorológicas, pero lo que trasciende es que el año pasado también llovió en junio. De forma que lo que aquí está pasando es la manifestación de la capacidad de la persona de olvidarse de aquellas cosas que le aturden. El coco, dando macho a sus chismes y fusibles, pone la roña de los pensamientos en una gaveta aparte, y así deja libre el resto de la mollera para que siga rumiando al paso.

Científicamente se llama la antimemoria y funciona con precisión matemática, mucho mejor que la próstata y otros órganos de mayor caducidad.

Ejemplo dos: durante cuatro inviernos el gobierno de turno en sus distintos mixturados tripula el país proa al marisco pero una vez alongan las fanfarrias del verano electoral es reelegido por efecto antimemoria, y es así como volverá a llover en junio, tal cual ha llovido en Canarias en las últimas décadas.