Hacienda no somos todos. Al eslogan hay que darle cada día la vuelta como a un calcetín para hacerlo creíble.

Luis Bárcenas conseguía, por ejemplo, que el Estado le devolviese 21.000 euros en los años en que defraudó 1,5 millones de euros. Cómo se hace eso es algo que nadie logra explicarse. Sin embargo, se hace.

Resulta más fácil no declarar el dinero obtenido por los derechos de imagen, como supuestamente ha ocurrido con Messi mediante un entramado de empresas en paraísos fiscales, para ahorrarse 4,1 millones.

Ahora previsiblemente tendrá que devolverlos multiplicados y así evitará el ingreso en prisión. La ley de delitos tributarios incluye penas de cárcel entre uno y seis años para los defraudadores que sobrepasen los 120.000 euros, pero nadie en este mundo se imagina al astro argentino del fútbol en la trena.

Su papá, como recogía en unas declaraciones el diario Olé de Buenos Aires, se mostraba "sorprendido". No es raro, todo aquel que pillan in fraganti tiene motivos para sentirse así.

Cuando los pillan en éstas o en otras o nadie sabe nada o todo resulta demasiado confuso para entenderlo. Hay que ser comprensivos, Bárcenas no sabía de lo suyo porque además Hacienda le devolvía graciosamente el dinero de todos los españoles mientras pasaba de tributar; ni Cachuli ni Pantoja se percataron del delito. Urdangarin se extrañó muchísimo de que alguien pudiera levantar la tapa de la olla podrida del famoso instituto, tratándose, como es su caso, del yerno del Rey.

La sociedad reaccionaba confundida ante la confusión del futbolista acusado de fraude. Seguro que no sabía lo que hacía. Pues claro.

Tampoco su papá. La culpa es de los asesores, que para ahorrarles un dinero tiraron por la calle del medio. Pero no pasa nada: si el juez estima que Messi cometió un delito de fraude continuado, Hacienda pasará la factura y eso es todo.

La imagen del futbolista no tiene por qué quedar dañada; si Maradona, después de todo lo que hemos visto de él, sigue siendo Dios, Messi podrá ejercer de Mesías. ¿Algo no les encaja? Pues tómenselo en dos veces y recuerden lo de España y yo somos así.