No sé si estarán al tanto de que el gobierno de Venezuela prepara el tetazo, decreto por el cual los niños han de criarse exclusivamente a teta.

Observemos qué diversas crónicas nos llegan desde nuestra novena isla -toda vez que la octava es La Graciosa-, para ir nosotros aprendiendo.

Según nos reporta el periódico El Universal la ocurrencia sobre esta desamortización de teteros, tetinas y chupones, como así pone en el anteproyecto de Ley, la tuvo la parlamentaria Odalis Monzón, quien establece, la muy parlamentaria, que "la lactancia materna de los niños para seguir con ese lazo, con ese valor tan bonito como es el amor del niño hacia la madre, porque eso se debe seguir hasta los seis meses mínimo".

Problemas de gramática aparte, Odalis, que no especifica en algún momento de qué fuente chupó en sus primeros seis meses de existencia, aporta más inquietantes datos al respecto, echando la culpa a ciertas venezolanas irredentas: "Tenemos que visualizar el grado de enfermedades producto de que a veces a los niños no les lavan bien los teteros, los biberones".

Además resalta que con esta fórmula Venezuela se acerca más a la soberanía alimentaria.

Las reacciones no se han hecho esperar en el país del Maracaibo. El lector Regino Díaz, exclama: "Qué cosa más grande, tú". Lorena Salcedo, tras despacharse a gusto con las características cognoscitivas de la diputada, apunta con conocimiento de causa que "no todos los bebés quieren succionar".

Sara Rodríguez le achaca un problema con el tino: "Esta diputada se volvió loca". Y Thomas Percey aclara que Onalis y su equipo de mamones colocan al Chavo del 8 a la altura de un intelectual cuántico.

Y cuántica razón tiene. El caso es que a Venezuela no le queda un chavo, ni siquiera del 8. Y Onalis mirándose al espejo ha encontrado una despensa inagotable de proteínas para no tener que pagar la importación de fórmulas y biberones. Y ahora pasen rápido de página para que no lo lea alguna Odalis recortadora de nuestro gobierno de aquí, no vaya a ser...