Puro Far West. El buen joven sheriff Barak Obama debe intervenir en la lucha entre el malvado terrateniente El Asad y sus malvados cuatreros opositores. El sheriff lanzó un ultimátum -una línea roja- y debe cumplir su amenaza o perder su autoridad.

Todo indica que la acción planeada por el sheriff será un desastre. Tensión. Más tensión. Surge el tío Putin -zorro viejo en estas lides- y aunque rival (sheriff de otro territorio) aconseja bien, y la bomba por explotar se desarma. Final feliz.

Pero no es tan así. Hay cosas difíciles de explicar: ¿Por qué Obama (con Kerry, dos "pacifistas anti Bush") fue, y es, tan agresivo o más de lo que fue Bush mismo? ¿Aceptará el plan propuesto por el tío Putin hasta el final? Mientras tanto como sheriff mantiene el dedo en el gatillo. Si Estados Unidos decidió ya el ataque a Siria, habrá otras excusas para hacerlo.

Veamos la segunda película de la serie. El guión puede venir del lado de El Imperio contraataca, o que el dedo tocó accidentalmente el gatillo. Esperemos que no. La plaza fuerte, no demasiado estable, sigue siendo Egipto. Y en medio del polvorín está Israel -con armas nucleares- amenazado por Hamás si Siria es atacada. El espectáculo debe continuar; esperemos que no se convierta en mortífera realidad.