Amigo Lucas: Estoy seguro de que muchos creyentes y no creyentes leerán hoy este minuto. Hasta diría que no faltarán los que me dirán que no creen en la Iglesia por los escándalos de sus miembros, y por la falta de compromisos en muchos cristianos y sacerdotes que se han aprovechado de su estatus.

Oye, yo diría que hoy mi Iglesia se ve desafiada por muchos aunque ella en su caminar siga siendo una luz para todos nosotros animados por el papa Francisco, ese hombre que tiene un majo y limpio bien interesante. De verdad que su presencia ha sido un buen golpe del Espíritu Santo que se ha marcado un buen tanto colocando este regalo en la silla de Pedro. Seguro que lo ha traído de lejos para que ponga un poco de orden en el Vaticano. De verdad que veo a mi Iglesia apuntarse hoy a ser aprendiz en el mundo para no perder el tesoro que le dio el maestro siendo una luz viva para todos los que buscan respuestas.

Comprendo que a muchos hoy se les haga difícil creer en la Iglesia por los fallos que ven en ella. Recuerdo lo que me sucedió hace años en una parroquia de nuestra isla cuando una mujer vino a visitarme con un escrito donde me decía que la borrara del libro de bautismo porque había abandonado la Iglesia católica porque en ella ya no creía. Le dije que su hoja de bautismo no podía romperla, pero que a su lado pondría su petición escrita. Oye, confieso que aquel hecho me hizo pensar mucho y le pedí al Señor que ella redescubriera la fe de nuevo en la Iglesia. Como sabes hoy es día de la Iglesia y por ello te animo a que la ames con sus cosas buenas y sus limitaciones, algo así como amamos a nuestra madre con sus riquezas y sus pobrezas. Te confieso que intento en mi vida no ser fanático viendo que a mi iglesia muchas veces le falta la voz profética contra tantos políticos sucios, contra tantos que siguen en el ministerio sacerdotal de forma apática, contra tantos cristianos que no viven la fe en una comunidad que camina y que empuja... Oye, a pesar de todo yo sigo creyendo en la Iglesia. Desde este minuto dominical animo a los lectores a ser discípulos y discípulas con compromiso para que otros puedan seguir sus pasos y vivir la vida como personas creyentes diciendo con fe: creo en ti, Iglesia de Dios.

Todavía recuerdo que fue una tarde de domingo cuando, estando sentado con Pedro Casaldáliga en su casa de Mato Grosso, él me decía con su sonrisa catalana: "Canarillo, nuestra Iglesia se parece a una barca que navega con mucha porquería dentro pero que lleva siempre al gran Espíritu Santo que la empuja a puerto seguro". Yo pienso que los creyentes podemos ir limpiándola a diario de sus fanatismos, de sus meteduras de pata, de su creerse superior a otras comunidades de fe...

Precioso fue lo que una mujer un día me decía en su casa: "Padre, a diario cojo mi Rosario con mil cuentas y le digo al Señor: Dios mío, creo en ti, gracias por haberme dado la Iglesia..." Oye, te aseguro que su forma de hablar me gustó tanto que más tarde hice yo un rosario con 500 granos o cuentas con el que muchas veces me veo diciéndole al Maestro: "Señor, gracias por creer en la Iglesia, ayúdame..."

Oye, hoy día 17, te pido que brindes por la madre Iglesia que nos dio la Luz en sus aguas bautismales marcándonos en el nombre de la Trinidad. Te pido que no olvides gritar hoy por la vida de los no nacidos participando en la Manifestación a las 12 en Triana. ¿Sabías que en España se asesinan más de 300.000 niños cada año en los senos maternos? No olvides también que hoy es día de la pastoral de la carretera donde pedimos a Dios para que el tráfico sea siempre dador de vida y no de muerte causada por los que van al volante. Oye, te recuerdo que nuestro obispo Francisco nos anima hoy a que ayudemos de corazón a nuestra Iglesia dedicada al servicio de todos... Él nos pide que mantengamos viva a nuestra Iglesia con nuestra presencia en las celebraciones, en los encuentros, en los mil servicios y testimonios que realiza cada día... Oye, que disfrutes del domingo y toma en serio lo de rezar hoy por nuestra Iglesia que celebra su gran día.