Si piensa que no hay peor receta para el mundo que dejarlo en manos de los políticos, pruebe a encomendar el planeta a los sociólogos. O a un extraño cóctel del gremio anterior con los críticos de pop. La Revista Española de Investigaciones Sociológicas se ha prestado a tan peligroso juego, para alistar a los cincuenta artistas españoles más influyentes del último medio siglo. La clasificación está encabezada por Radio Futura, un dato inexplicable incluso por la idolatría pansexual hacia Santiago Auserón. El cantante filósofo sería el primero en relativizar la tabla que preside, un paso por encima de Serrat.

Nadie puede discutir el papel canónico del autor de Mediterráneo, referente de la práctica totalidad de solistas surgidos con posterioridad. Sin embargo, el informe La construcción del canon estético del pop-rock español ofrece fisuras de mayor entidad en posiciones inferiores. Verbigracia, resulta inaceptable desde la lógica elemental al alcance de una infanta que la segunda posición de Serrat se complemente con la novena plaza para Andrés Calamaro, en tanto que Joaquín Sabina se ve relegado al puesto número 25, por debajo de cosas como Parálisis Permanente o Los Planetas.

Si Serrat aporta los cimientos, Sabina confiere su peculiar estructura al pop-rock autóctono. Encontrar nada menos que 24 artistas de mayor talla que el ubetense denota un prodigio de inventiva. Dado que los sociólogos han recurrido a la misma metodología científica que desacredita a los sondeos preelectorales, la conclusión es que la crítica española ha sido avariciosa con el hombre del traje gris.

El mismo estupor se transmite a los crismas de la intelectualidad. La tercera posición de Camarón es una sobredosis de papanatismo crítico. Todos admiramos a Vainica Doble pero, ¿las quintas de la historia? En especial cuando Paco Ibáñez ha sido exiliado a la posición número 40, por debajo de los clásicos Surfin' Bichos. La sexta plaza de Los Brincos consolida una reputación ganada a pulso, hasta que se advierte que vienen precedidos por los someros Gabinete Caligari, con apenas media docena de canciones de mérito. Y sobre todo, condenar a los legendarios Los Bravos al furgón de cola, en el número 38 y por debajo de Derribos Arias, incita a la rebelión.

No es probable que los sociólogos exterminen el pop-rock español, porque se les adelantó la piratería en tan benemérita labor. Sin embargo, su recopilación de grandes éxitos de la crítica demuestra que el público supera siempre en olfato a sus guías intelectuales. La lista de los 50/50 abunda en música a paladear, pero se encuentra en el desorden equivocado.