El cine es cultura y entretenimiento, pero también genera riqueza. Si lo entendemos así las Islas tienen una extraordinaria oportunidad para convertirse en las próximas décadas no solo en un fascinante escenario para el rodaje de grandes producciones cinematográficas internacionales, series de televisión, documentales y anuncios -por las horas de luz de las que se disfruta en el Archipiélago a lo largo del año, el clima y el contraste del paisaje - sino como un atractivo territorio fiscal para el sector. No es casual que en los últimos cinco años las producciones cinematográficas internacionales y nacionales hayan experimentado un auge en Canarias que no sólo favorece la promoción internacional del Archipiélago en todo el mundo, sino que permite diversificar la actividad económica de una región, muy dependiente del turismo, con una tasa de paro del 34%.

Se abre por lo tanto en Canarias, con las ventajas fiscales y territoriales de las que dispone, la puerta para una industria como la cinematográfica, una de las que más dinero mueve en el mundo, que ofrece un alto valor añadido, capaz de reactivar a su vez a otros sectores damnificados por la crisis, que genera centenares de puestos de trabajo y da grandes beneficios económicos. Una industria con una alta rentabilidad, que proporciona una impagable promoción de las Islas en los mercados exteriores, capaz de movilizar grandes recursos humanos especializados, y con ramificaciones en otros negocios como la informática, las tecnologías de la información y las telecomunicaciones.

¿Qué ha propiciado el auge de los rodajes de películas en las Islas? Pues una singular, extraordinaria y excepcional política de incentivos fiscales. Unas ventajas que, bien gestionadas, suponen un magnífica palanca para un sector con un potencial extraordinario de crecimiento por el diferencial de veinte puntos en la deducción en el Impuesto sobre Sociedades que Canarias mantiene con respecto al resto de España gracias al Régimen Económico y Fiscal (REF). Con la llegada de la crisis, el Gobierno central mermó las subvenciones cinematográficas, aunque no obstante, con la Ley del Cine, que entró en vigor en enero de 2008, se intentó compensar a la industria mediante bonificaciones fiscales.

Al amparo de esta ley se constituyeron Agrupaciones de Interés Económico (AIE) para dar entrada al capital inversor ajeno al cine en las producciones audiovisuales, que reciben como rentabilidad créditos tributarios que se pueden deducir en la declaración en el Impuesto sobre Sociedades y en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. La deducción por inversiones en producciones cinematográficas es el incentivo con mayor proyección del REF para esta industria. Si en el territorio peninsular se llega a deducir el 18%, en Canarias se alcanza hasta el 38% del coste total de la producción de la inversión cinematográfica.

Para obtener esta alta ayuda fiscal, las AIE deben registrarse y tener la consideración de obras canarias, para lo que desde el Gobierno regional se exige como requisito que la agrupación esté domiciliada en las Islas y cuente con una participación técnica o artística canaria (jefe de equipo o un actor principal o secundario residente en el Archipiélago).

Esta agrupación económica temporal para proyectos cinematográficos es sumamente atractiva para los inversores. Tanto bancos como bufetes de abogados especializados y asesores fiscales ofrecen como paquetes financieros inversiones en la industria cinematográfica con una alta rentabilidad con el compromiso de recuperar lo invertido a través de las deducciones fiscales, además de obtener un beneficio añadido si la película es un éxito. Además en las Islas se ofrecen otros atractivos fiscales compatibles como la materialización en producciones audiovisuales a través de la Reserva para Inversiones en Canarias (RIC) o la baja tributación por el establecimiento de empresas del sector audiovisual en la Zona Especial Canaria (ZEC).