Querido amigo, me decía hace poco un empresario que había pasado por Franchy Roca, la calle de los bancos, y se sorprendió de ver que, donde hasta hace unos años estaba el Banco Hispano Americano, ahora estaba una sucursal del Santander. No era que se extrañara de los continuos cambios de titularidad que han tenido bancos y cajas de ahorro, sino del tiempo que hacía que no pasaba por un banco...

Pero eran otros tiempos, cuando el crédito bancario fluía y siempre tenías que pasar por el banco para tratar de tus intereses, ampliar o cancelar un crédito, negociar letras, pagarés, etc. Había una correlación entre el pequeño empresario y el banquero, cosa que ahora ha desaparecido completamente.

No hace falta ser economista para entender que para generar dinero hace falta dinero, y eso solo puede venir a través del crédito bancario. Es lo mismo que pasa con los salarios: a menos sueldo, menos consumo y al final, malo para todos.

No se trata de prestarle dine-ro a cualquiera alegremente, pero sí que hay que prestarlo si no quieres que se pare la cade-na de consumo que mueve la economía.

Algunos dicen que la crisis viene de habernos gastado demasiado pero no es que hayamos gastado mucho, es que nos habían dado mucho para gas-tar. Recuerdo que cuando ibas a solicitar un crédito para comprarte un piso, el banquero te animaba a que compraras también un coche.

El control del crédito es una labor que corresponde a las autoridades financieras y no, simplemente, a la responsabilidad del consumidor. Si hoy se vol-viera a abrir una línea de crédi- to tan inconsciente como la de entonces, volveríamos a endeudarnos más todavía. Así que no es una cuestión de dar o no dar, sino de prestar responsablemente.

Los comerciantes se quejan de que ya no venden ni duros a cuatro pesetas, y es porque la gente tampoco tiene las cuatro pesetas.

El Santander es uno de los bancos más grandes del mundo. Empezó en España y ahora tiene oficinas en 25 países. Solo Brasil le renta el 20% de sus beneficios. Sus detractores critican que el dinero que hizo en España se lo llevó a otros países que supuestamente tienen más opacidad.

Pero son los milagros que supo hacer el Señor Botín, que ahora estará en la gloria aunque, seguramente, él preferiría otra clase de "paraísos..."

Me voy, Gregorio, que quiero aprovechar el buen tiempo pa-ra ir al banco... de la plaza a leer el periódico y coger un poquito de sol.

Un abrazo y hasta el martes que viene.