En la escena política española ha irrumpido Podemos como un hipopótamo, enorme animal anfibio que se mantiene mucho bajo el agua (y es tan agresivo y territorial que hasta los cocodrilos le temen).

Nuestro hipopodemos se ha mantenido bajo el agua más tiempo que sobre ella y aún no conocemos sus dimensiones exactas (sabemos, sí, que es grande) ni su verdadera ideología. En cuanto a su don de gentes, no es mucho, especialmente con otros animales de izquierda que intentan unirse a él.

En sus luchas diarias, el hipopótamo real, el verdadero, utiliza, además de su formidable dentadura en el boca a boca, un arma previa terrible: los excrementos. Hunde su cola en ellos -de los que siempre se rodea- y lanza una verdadera lluvia deletérea sobre su rival.

Pero por ahora nuestro hipopodemos recibe más de lo que da. Si bien su vagido inicial -que le dio muy buenos resultados- se dirigía contra muchas cosas: la economía europea, "la casta", el statu quo, todo lo malo en general; quedó en eso y aún no sabemos contra qué irá concretamente, ni cómo lo hará. Estamos esperando.

Sus rivales en cambio no han perdido el tiempo en esperar que el hipopodemos salga a la superficie; han utilizado su arrojadiza arma previa -ellos también la usan, claro- en gran escala y han acusado a Podemos, de populista, castrista, bolivariano, defensor de ETA, y más.

La mitad de la batalla, creo yo, está siendo así ganada por Podemos: -Ladran -podrá decir su líder-, señal de que cabalgamos.