Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo ha bajado de grado su optimismo. Cuando hace unas semanas propuso una especie de relajación cuantitativa para la floja economía de la eurozona, todavía rezumaba algún optimismo. Ya no. Entonces, si bien habló de una pérdida de empuje dijo que aun había una modesta expansión. Ahora no.

Más aún, el FMI, con Christine Lagarde a la cabeza y por boca de Olivier Blanchard, su peso pesado consejero económico, acaba de decir que las expectativas no se cumplen y que el crecimiento será menor que el -ya muy pequeño- esperado. Más pesimismo tras recortar el PIB en Alemania, Francia e Italia. Sólo se ve un panorama económico algo alentador para USA y el Reino Unido. Pero no para la eurozona. Aquí todo está oscuro, casi negro.

El euro ha fracasado. Pero no podemos salir de él. Sería como saltar de la sartén al fuego. O no. Yo no lo sé. ¿Lo sabe alguien?

Para peor, el lobo del ébola ha atacado a España, y a la "marca España". Y el fanático y poderoso Estado Islámico sigue avante en Oriente Medio. A todos -menos a los pocos ricos y a los de tarjeta oscura- nos cuesta cada vez más llegar a fin de mes. ¡Qué situación!

Ejemplo: Premio Nobel para los que inventaron la económica bombilla blanca. Gran ahorro de energía. Pero no de dinero. Consumimos menos pero pagamos más. Sólo por conectarnos nos patean el trasero, el bolsillo, consumamos poco o mucho. Hecha la ley, hecha la trampa. Siempre nos roban, nos roban. Alguien, por los resquicios, se lleva nuestro dinero, nuestro esfuerzo, nuestra sangre.

Durante siglos el orgulloso Occidente se mantuvo gracias a la esclavitud, como la antigua Grecia. Ahora la situación no ha cambiado demasiado. Progresamos, pero siempre nos roban, nos roban.

¿Alguien le pondrá el cascabel al gato? ¿A los verdaderos ladrones? Lo dudo. Es un cascabel caro. Hay que tener dinero. Yo no lo tengo. Usted tampoco.