Lo que pasa con el movimiento Podemos me recuerda a aquellos años cuando nos decían que el comunismo nos iba a quitar la cueva y la casa; las vacas del vecino y las cabras del pariente. El otro día me hacía cargo del ambiente político que rodea al movimiento en cuestión. Las cuitas de gente de izquierda de toda la vida que con boca pequeña caen en los mismos pseudoargumentos de los que propalan, como los incendios, la negatividad de un programa político que nos va a llevar a ser un apéndice de los regímenes la- tinoamericanos, tirando a bolivarianos...

Aquellos que estaban esperanzados con un cambio que se empezó a gestar por la ineptitud, el corporativismo y la ignorancia de la clase dirigente, ahora ven con malos ojos el cam-bio que se puede producir: ya se sabe después de los cincuenta más conservadores, hay familia, hipoteca, trabajo -si lo hay-, estudios de los hijos... En fin, propiedad privada, que sería el resumen.

Y en la avanzadilla democrática para detener a Satanás con coleta y ojos rasgados, leí un artículo de Fernando Savater que me dejó perplejo. Sin argumentar su posición aprovechó la cuestión catalana, para escribir que con el populismo de Pablo Iglesias podríamos llegar a estar como en Venezuela. Ni aun al más interesante de los divulgadores, ni al más inteligente de los pensadores, se le ocurriría decir tales cosas sin asentarlo en una base sólida y no dejarse llevar por las inquinas íntimas y personales: una cosa es Cataluña, otra el País Vasco y otra la democracia y el partido de Pablo Iglesias, que por lo pronto hasta que no gobierne es democrático y participativo.

Porque el país está para que lo aíslen y lo traten, porque diagnosticado ya está: una enfermedad habitual, o sea crónica, que consiste en que la mayoría de la gente que tiene mucha riqueza se dedica a arramblar para casa y a escatimar recursos a los que no tienen sino su pobreza.

La últimas noticias sobre las tarjetas azules y rojas que los banqueros utilizaban para robar; las cuentas de los políticos igualmente hechas públicas, no dejan de asómbranos: eurodiputados con tres trabajos, otros con acciones en energéticas siendo miembros de las comisiones que se ocupan de la energía o hasta el secretario del PSOE con dineros en Repsol: que tomen nota en Canarias si por un desliz dentro de unos años estamos sacando petróleo.