Leo que en los diversos campus de la Universidad de California los aseos van a ser como son hoy ya en los trenes y en muchos lugares públicos: aptos para ambos sexos.

Es decir que no habrá ninguna letra identificativa o ninguno de esos modernos signos que a veces cuesta tanto descifrar y que nos hace dudar de pronto de si entramos en el retrete de caballeros o el de señoras.

Será todo mucho más fácil aunque habrá que pedir más de una vez perdón si alguien deja la puerta de pronto abierta, olvidándose de que puede entrar una persona del otro sexo.

Claro que esto de los sexos cada vez parece menos claro si nos atenemos a lo que cuenta esta semana Der Spiegel.

Según la revista alemana, las juventudes de los Verdes (ecologistas) de ese país han avanzado tanto que consideran superada la clasificación tradicional.

Son tan posmodernos esos chicos/as que en los formularios de afiliación a uno le dan a elegir, no entre hombre y mujer, sino entre "femenino" y "no femenino". Serían los equivalentes a las categorías lingüísticas de "marcado" y "no marcado".

Se trata, según explican, de no discriminar a nadie porque hay quienes no se sienten representados por la clasificación binaria de siempre, que consideran obsoleta.

Y se matan así dos pájaros de un tiro: al tiempo que se denuncia la discriminación a la que sigue estando sometida la mujer- por ejemplo en el mundo laboral- se pretende acabar con las identidades de sexo a las que nos tenían acostumbrados y con las que a muchos les resulta cada vez más difícil identificarse.

Gracias a la juvenil iniciativa de los verdes, homosexuales, transexuales, bisexuales, intersexuales, polisexuales, pansexuales, asexuales y los individuos "transgénero" alemanes no se sentirán más traumatizados cuando pidan el ingreso en esa organización.