La historia se repite quinientos años después. Yo, como Hernán Cortés, extremeño, conquistador y rebelde ante la ortodoxia Mariano Rajoy como lo fue Cortés ante el gobernador Velázquez. Tú, como Marina (Malintzin o Malinche), llegada de la América que conquistamos pero bien situada en la sociedad de Tenerife. No te ocurrió como a Malinche, que fue un regalo del jefe de Tabasco a Hernán Cortés. Tú ya estabas en nuestro ejército de gaviotas y confesabas en tu muro de Facebook: "estoy muy orgullosa de pertenecer al Partido Popular", que hubiera sido como si Malinche hubiera escrito "yo adoro al ejército de Hernán Cortés y a los conquistadores españoles" en la puerta de un templo maya.

Cuando Hernán Cortés había conquistado México ordenó torturar al joven príncipe Cuauhtémoc para que le contara dónde estaba escondido el oro azteca. Cuentan las crónicas que metieron el cuerpo del príncipe en aceite hirviendo, ahí estaba la bella Malinche, leal a los conquistadores, pendiente de que el indígena confesara para traducir su testimonio a Cortés. Quinientos años después la tortura del aceite hirviendo son los pacientes que mueren en las listas de espera, las familias que no tienen ningún ingreso, los jubilados estafados por las preferentes, los sevillanos que son multados por buscar comida en los contenedores de basura, los africanos que dejan tirados cinco horas en la arena a 30 grados centígrados sin que aparezca un médico y que luego cargan en un camión de la basura?

El aceite hirviendo para tanta gente mientras yo viajo en business class 32 veces a Tenerife para verte a ti, amor. Todavía nuestro partido no estaba en el Gobierno pero no dudes que las mismas manos que te acariciaban en las noches chicharreras por el día estaban dispuestas a votar en el Senado los recortes del presupuesto para la sanidad, la educación y los servicios sociales. Las mismas manos que recorrían tu piel extranjera estaban dispuestas a aprobar leyes que quitan la tarjeta sanitaria a los inmigrantes pobres (tú no, tú eres colombiana pero tienes clase, amor). Igual que Malinche callaba ante el cuerpo torturado de Cuauhtémoc, igual que la enamorada de Hernán Cortés veía como su novio ordenaba quemar a 2.000 aztecas, ahora cinco siglos después tú te entregabas al amor de dos conquistadores que llegaban con pasajes de lujo en tiempos de miseria, y te mostrabas ajena al sufrimiento de los indígenas. Porque Malinche no llora por los suyos, Olga María, la Malinche del siglo XXI, sólo llora cuando ve que puede perder lo que daba el PP: Pasión y Poder. Y ahora ves como te disparan con fuego amigo, esa prensa que cada día exalta las virtudes de nuestro Mariano Rajoy te dibuja como la buscona, la Eva que trae la manzana del pecado a los Excelentísimos Senadores y Diputados. Así son ellos amor, creías que eran apologetas de todo el PP, pero sólo son defensores de la aristocracia de Génova, de los que tenemos la chequera de las instituciones para ponerles publicidad.

En mi partido también hay malinches que traicionan, amor. Son los que estos días han filtrado lo nuestro. Pero los descendientes de Hernán Cortés somos listos y sabemos reescribir la historia. Por eso conté que en el Senado me encomendaron que trabajara a favor de los canarios. Qué buenos compañeros tengo en Tenerife, que se apuntaron a respaldar mi cuento. Antonio Alarcó salió rápido a defender que yo era un senador de apoyo en Tenerife y tú sabes que es muy cierto, amor, que fui tantas veces a apoyarte. Me convertí en un senador obsesionado con dar apoyo en todas las islas, por eso hice contigo aquel viaje a las islas griegas que publicó LA PROVINCIA, fue también un viaje de trabajo por eso lo hice mientras había pleno en el Senado. Ahora anuncio que devuelvo el dinero de los pasajes y todos tan tranquilos. Rajoy dice que me respalda, Cospedal dice que soy una referencia.

Y es verdad, amor, soy una referencia. Si nos hubiese conocido tu compatriota García Márquez hubiera escrito El amor en los tiempos corruptos con nuestra historia como argumento. Aunque me siento más bien el protagonista de alguna obra de Valle-Inclán. Con nuestra historia de amor el retratista de la España del esperpento podía haber escrito la Sonata de Tenerife, yo sería el Marqués de Bradomín del siglo XXI, con las mismas características que el original: "feo, católico y sentimental". Cuando lloré delante de nuestros jefazos algunos creyeron que soy un sentimental que lloraba por los aplausos que daban al amante que confundió lo público con lo púbico, el antiguo bombero que tanto disfrutó apagando tu fuego. Pero lloré porque yo quería ser el azote de la corrupción, la voz clara en el PP frente al silencio de los corderos, y al final me he convertido en una mezcla del Marqués de Bradomín y de Hernán Cortés tocado por la maldición de Malinche que no me ha matado del todo, como al otro diputado de Teruel que conquistaste después que a mí. Porque, al fin y al cabo, yo soy los votos de Extremadura y en esta resucitada España del esperpento entre la golfería también sigue habiendo clases.

www.somosnadie.com