La Provincia - Diario de Las Palmas

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La que se avecina

Basura 'de luxe'

Junk, en inglés significa basura (también heroína, la palabra junkie -yonqui- viene de allí). El término se presta a jugar con Junker (antiguo señorito prusiano, y por extensión la derecha alemana de Bismarck, etc) y con su palabra derivada: Juncker. Allí queríamos llegar: a Jean-Paul Juncker. En la democrática Unión Europea, Juncker ha sido elegido para formar y dirigir la Comisión Europea. Algo así como el Soviet Supremo (al menos elegida de manera similar, bastante lejos de la voluntad popular). Pero ahora nos enteramos de que el ínclito Juncker cuando rigió por 18 años al pequeño Luxemburgo, lo hizo como si fuera -y sigue siéndolo ahora- un paraíso fiscal. Las grandes empresas maniobran -sofisticada y transnacionalmente- para tributar allí sólo un 1%, en vez de muchísimo más, como deberían, en los países donde actúan y ganan los billones (como España por ejemplo). Ganan mucho en otros países pero lo derivan a Luxemburgo, donde pagan poco. El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) reveló secretos acuerdos fiscales entre el Gobierno de Luxemburgo y 340 multinacionales, como Pepsi, IKEA, AIG y Deutsche Bank. Los acuerdos secretos permitieron a éstas obtener al menos 548 decisiones fiscales ventajosas entre 2002 y 2010 para beneficiarse de "estructuras fiscales complejas diseñadas para conseguir reducciones drásticas en los impuestos". Estamos hablando de billones de euros. Nicholas Shaxon, calcula que hay más de 2,5 billones de dólares -el doble de la riqueza que produce España en un año- aparcados en vehículos financieros offshore. Hecha la ley, hecha la trampa. ¿Es eso corrupción? Al menos es basura. Ahora Juncker debe investigar a Juncker. Seguro que lo encuentra inocente. ¿Usted qué cree?

Para empezar, Juncker arguye que todo ha sido y es absolutamente legal: "La ley fiscal se respetó siempre y no hay ninguna práctica ilegal" (nadie como él conoce la letra pequeña) y, más aún, que otros estados de la UE pueden legalmente hacer otro tanto (también Irlanda, Holanda, Malta, Chipre y Austria, están en la misma dinámica, bailan la misma conga, o quieren hacerlo).

Miramos con cierto desprecio irónico a China -y a Rusia- cuando leemos que allí se investiga poco, descubren menos, y castigan nada, los casos de corrupción y gestión fraudulenta. ¿Y por casa cómo andamos? Los corruptores son las multinacionales; los corruptos, nada menos que los mismos países europeos, como Luxemburgo y demás. Ahora, y recién ahora, el mismo Juncker -¿quién si no?- propone una remodelación a fondo de todo el sistema fiscal europeo; algo más difícil que resolver que la ecuación de Fermat, porque cada uno de los veintitantos quiere tener sus ventajas fiscales y no cederá fácilmente. Llevará mucho tiempo. Jean-Paul Juncker nos viene a decir: "Vamos a legislar para que no se pueda robar, como venimos robando nosotros hasta ahora". Suena bonito ¿no? También ahora, y a raíz de este llamado LuxLeaks, se ha propuesto al Ejecutivo europeo una moción de censura -de la que participa "nuestro" Pablo Iglesias- contra Juncker. Quizá se obtengan las firmas necesarias para presentarla, pero nunca los votos para ganarla. Se trata de billones de euros. Nos quejamos de una España corrupta y políticamente disfuncional. ¿Y Europa? Ambas lo son: la madre y la hija, y la manta que las cobija.

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