Nuestros responsables políticos actuales se intentan justificar con cifras, alejados de la realidad de los problemas, de la simplicidad que requiere su manejo. Las soluciones empiezan por atajar los desarreglos desde la raíz, cosa que no se quiere hacer, y si es preciso aportar el "capital" humano y económico necesario, cosa que tampoco. El sistema político que nos ha gobernado y gobierna desde distintas vertientes ideológicas, quiere hacernos creer que "controla", cuando solamente está dando palos de ciego frente a una situación socio-sanitaria que tiende, día a día, a írsele de las manos. Los servicios sociales no dan abasto a las demandas existentes, principalmente por nuestra forma de vivir y trabajar, competitiva y acelerada, habiéndonos alejado del compromiso con nuestras responsabilidades familiares, las que antes se asumían y ahora cada vez menos. Los Estados priorizan a los Bancos y al Mercado que llaman, a los mismos que han creado, y siguen haciéndolo, este desbarajuste social que se pretende parchear con burocracia. El cambio constitucional exprés de hace 4 años fue para dejar bien claro que el pago de la deuda bancaria es prioritario para el Estado, antes cualquier otra contingencia. Entiendo que esto no tiene arreglo desde los postulados del sistema, interesada además, de la causa de los problemas, los cuales son de filosofía de vida y de trabajo que diríamos. Entiendo que resulta imprescindible para nuestra salud colectiva provocar un gran debate, con propuesta de soluciones reales sobre estos temas, que no se da porque compromete los intereses del Poder. Y hacerlo sin tapujos, no dejándose engañar por las medidas que se toman, complicadas e inútiles, que inciden en la superficie, la burocracia pero, como he dicho, no en el fondo, en la raíz.