Tiene 90 años, seis hijos y una mentalidad que para sí la quisieran muchos a los que Verónica redobla la edad. Pertenece a una generación de mujeres para las que enamorarse era "conseguir un novio" y tener un techo ver como los hombres de la casa aprovechaban las fiestas para edificar una casucha. Su primera vivienda la tuvo en El Matorral (Barranco de Tirajana). Era de piedra y barro. Con 24 años contrajo matrimonio y al año siguiente "empecé a tener hijos, siete tuve, uno murió". Antes, con 17, empezó a trabajar en los tomateros de Juan Grande una actividad que le acompañaría casi toda su vida. Trabajó 70 años "hasta partirme el lomo". Como entenderán entre tantos hijos y miseria ir a la escuela era un lujo al alcance de pocos, de casi nadie en el entorno de Verónica.

Pero siempre quiso superarse así que desde que pudo se apuntó a la Escuela de Adultos y gracias a su aplicación hoy sabe multiplicar y dividir "sumar ya sabía", dice presumida. Leer y escribir lo aprendió de jovencilla; lo suficiente para leer desde hace años la columna que hoy le dedico. Está a punto de cumplir 91 años y ese es mi regalo. Mi lectora fiel. Es uno de esos personajes a los que conoces y del que no olvidas nunca ni su desparpajo ni su capacidad para adaptarse a un mundo cuando menos distinto, estrafalario. Verónica ha visto desde su barrio en San Fernando la explosión turística de Maspalomas de manera que cuando le preguntas lo que más le ha llamado la atención a lo largo del tiempo contesta con un escueto y significativo "todo". La vida le ha llenado los bolsillos de su bata de tanta sabiduría que ha desarrollado una pillería que consiste en decir poco y a su vez decirlo todo. Le recuerdo que la última que nos vimos fue en el Jumbo e intuye que hablo del mundo gay que ella conoce bien y se tira sin red: "¿Sabes? me gusta que los hombres se casen con hombres y las mujeres con mujeres". Genio y figura. Cuando le sugiero que compre LA PROVINCIA contesta con un "sí, siempre lo hago para leerte y saber de Belén Esteban". Tal cual. Una quiere y admira a la gente que quiere y admira y en Verónica veo representadas a tantas mujeres anónimas que se han dejado la vida en el camino, trabajando de sol a sol.

A ellas se lo perdono todo.

stylename="050_FIR_opi_02">marisolayala@hotmail.com