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Al azar

No había muchas coletas

No se trataba el pasado sábado de saber cuántos son Podemos, sino quiénes son. La incógnita identitaria o ideológica solo se disipará cuando se sepa quiénes han votado por esta amalgama. Al estilo de internet, el nuevo partido zigzaguea. Su plasticidad le permite adaptarse al colectivo que lo requiere como tabla rasa. Madrid ofrece, claro, algunas pistas. Por ejemplo, no había muchas coletas.

Ya no son perroflautas, antisistema ni rastafaris. La BBC mantenía el ortodoxo "partido de izquierda radical en la senda de Syriza". Mientras Le Monde destacaba la marcha en portada con más ímpetu que El País, el canal 24 horas de RTVE se entretenía con una apasionante disertación de Rajoy. El presidente se expresaba en el tono cansino de quien pronuncia las exequias de Pedro Sánchez o viceversa. El líder del PP llamó "tristes" a Podemos. La paja en el ojo ajeno.

Podemos ha saltado del tic-tac revolucionario al tiqui taca de una selección ecuménica. Es el todo incluido de la oferta política, acoge a turistas de ocio y de aventura. Además de transversal, se halla a un paso del inagotable combustible interclasista. Sus partidarios se harán demasiado distintos para ser cohesionados, pero también demasiado diferentes para ser contraatacados. Véase otra vez el concepto elusivo de la red de redes.

El nuevo partido o sistema tiene en contra al establishment completo. La banca, las religiones, el PP/PSOE, la universidad, la magistratura, la prensa, las finanzas, la patronal, los gurús acartonados. Nunca se ha investigado a un político con el rigor extremo aplicado a Pablo Iglesias y sus acólitos, cuando todavía falta un año para el escrutinio electoral. La manifestación del sábado demostró que la ferocidad asimétrica no ha mellado la capacidad de concordia de Podemos.

Decenas de millares de personas marcharon sin un objetivo común, más allá de reunirse en torno al descontento. Y la participación en la manifestación es inferior a la movilización real, basta imaginar cuánta gente se hubiera congregado si le aguardara una urna con derecho al voto en la Puerta del Sol. En Madrid hubo "mucho de todo", por apegarse a la jerga de Rajoy.

Mientras España combate sus fantasmas, el resto del mundo destacaba la manifestación como una prueba del desarrollo sostenible de opciones desarraigadas. Nadie puede negarle el olfato a la televisión de Putin, con Russia Today retransmitiendo íntegramente un recorrido que espanta a los apóstoles de la verdad oficial. Cuando la costra dominante recupere su capacidad de análisis, descubrirá que se ha traicionado a sí misma. Fue el ultraconservador Milton Friedman quien estableció que "la crisis convierte lo políticamente imposible en políticamente inevitable". La existencia de conspiranoicos no desmiente todas las conspiraciones. Al cebarse en una desigualdad sustentada únicamente en el abismo patrimonial, se ha abonado el terreno para que una multitud disparatada se repliegue bajo una bandera mosaico.

Cuando Podemos haya votado, se sabrá cuántos son, quiénes son y qué quieren. De momento, el defenestrado presidente de la empresa Indra con participación pública se embolsa quince millones de euros de indemnización. Quién está encumbrando al Pablo Iglesias contado a los niños de la intervención leída el pasado sábado.

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