Días pasado el amigo Juan Miguel González (el maestro), le comentaba a un señor de la zona de Schamann que lo más importante que se aprende cuando dos personas no están de acuerdo con algo... Viene esto a cuento por la flora -frambueso-. Recopilando datos observo que en casi todo el señor González tenía razón. Entre las distintas plantas que pertenecen a la familia de las rosáceas, el frambueso destaca por el atractivo y agradable aspecto de sus frutos. En realidad se trata de matorrales que crecen desparramados por las montañas y en las zonas de vegetación enmarañada. Responde al nombre latino de Rubus idaeus. Los tallos del frambueso se parecen a los de los rosales comunes. Al igual que éstos, tienen espinas y están ligeramente doblados en las puntas. Son largos y crecen erguidos. Las hojas son pequeñas, verdes por el haz y blancas por el envés. Aparecen partidas en lóbulos, uno de ellos con forma de corazón. El color de las flores del frambueso es el blanco. De ellas nacen las sabrosas frambuesas, tan apreciadas por los reposteros para preparar exquisitos postres.