La Provincia - Diario de Las Palmas

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La caloret canaria

Habrán visto cómo la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ha metido el ñoño en el charco inventándose el caloret, término que usando el modo traductor según le dio el tino interpretó como una forma de decir calor en un valenciano que ni conoce ni domina.

Hace poco más de cuatro años aquí, en estas mismas páginas, pasó algo parecido con nuestro Mencey, el cualo Mencey y en respuesta a una pregunta que versaba sobre la capacidad que tiene en él la canarie-dad para ponerle los pelos como púas de tunos indios, citaba la expresión "María baja el cardero pa'bajo" como súmmum -ños, pero cuántas emes tiene súmmum, ¿no?-, de la alegre, ingeniosa e intelectual idiosincracia del isleño y su baifo.

No es momento de hacer mejunje de la tabaiba caída, o a punto de riscarse, pero desala la interpretación del querido líder del nacionalismo archipielágico -y con él todo su tagoror en peso-, sobre qué es y qué no es el habla canaria y, por extensión, de las señas que identifican a la cultura de la tierra, que como vemos apuntan a considerar dialectal aquella palabra o construcción gramatical que ha quedado hecha un absoluto cochafisco por parte del hablante.

"María baja el cardero pa'bajo", también lo dirá un gallego y un extremeño, eso sí, siempre y cuando no haya logrado el más mínimo conocimiento sobre el lenguaje y su forma de utilizarlo.

Esto de canarizar el analfabetismo se denomina teorema pileta, y si no se denomina así se va a denominar a partir de ahora, carajo, y consiste en señalar cualquier concepto convertido en papilla o incluso a aquél trasto anacrónico, rudimentario y básico hasta decir basta como acervo cultural de un pueblo.

Así observamos, queridos indígenas, y con el fin de repartir galletas tanto a diestro como a siniestro, cómo el Cabildo también mantiene una pileta a modo de monumento en una rotonda donde Los Portales, en Arucas, en la creencia de que la pileta es una aportación canaria a la tecnología de la lavandería universal, cuando en realidad se trata de un siniestro arretranco internacional de cuando en todo el planeta Tierra no existía la lavadora, ni tampoco enchufe donde darle macho. Y no hay más.

Pero no todo son malas noticias, inglés. Ayer mismo el Parlamento firmaba un convenio con la Academia Canaria de la Lengua para el asesoramiento en estas cuestiones. ¿Tarde? Yes, pero al rumbo que llevamos, más vale tarde que después.

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