La Provincia - Diario de Las Palmas

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Música J. Drexler

Al otro lado del micro

Con la canción que da nombre a su último disco, Bailar en la cueva, que también sirve de título a este concierto, el cantautor uruguayo Jorge Drexler comenzó todo un repaso a su trayectoria. El siguiente tema, Esfera, sonaba mientras una análoga bola de espejos iluminaba el escenario, reflejando su luz en todas direcciones y originando un efecto hipnótico. Esa fue la decoración más apropiada para otro tema clave del concierto, Luna de espejos, para el cual pidió al público que saliese a bailar en parejas por los pasillos de la sala sinfónica del auditorio, e incluso él mismo bajó al patio de butacas y sacó a bailar a una espectadora. No fueron los únicos momentos en los que la iluminación se correspondió con la música, porque cuando más adelante tocaron La plegaria del paparazzo, cuya letra hace referencia los flashes de las cámaras fotográficas, los destellos de luz cegaban al público. Asimismo, cuando cantaba en medio de la oscuridad la canción Hermana Duda, en el momento en que decía "No tengo a quien rezarle pidiendo luz", se encendió un foco iluminándolo.

Jorge Drexler realizó cambios en las letras de las canciones Caí creo que caí y Sea para hacer referencia a la Playa de las Canteras y al auditorio Alfredo Kraus. De esta manera alcanzó una intimidad con el público con la que logró que los espectadores cantasen varias partes del tema Don de fluir, silbasen los primeros acordes de Guitarra y vos y chasqueasen los dedos mientras Drexler interpretaba Abrir.

Los músicos que le acompañaban abandonaron el escenario para que cantase cuatro temas en solitario, entre los que destacó la interpretación a capela de El otro lado del río, a modo de recuerdo de cuando en el 2004 cantó un fragmento durante la entrega del premio Óscar a la mejor canción original. En esta ocasión lo hizo lejos del micrófono, por lo que no pudimos disfrutar de la que muchos consideran con diferencia su canción más bella.

No todo fueron temas suyos, porque tocó el bolero María bonita que el intérprete mexicano Agustín Lara compuso para su esposa María Félix. Del mismo modo el concierto saltó del pop y la música de cantautor al rock en canciones como Data data e incluso a la cumbia reggae con Deseo, con los que consiguió animar un concierto que parecía más bien destinado a sus entusiastas más incondicionales.

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