La Provincia - Diario de Las Palmas

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Desde mi isla

Nosotros: africanos

En otros tiempos, entre Lanzarote y la costa africana corría un río de agua salada, que, en un momento histórico, fue atravesado por tribus de África, presuntamente bereberes. En esas circunstancias la convergencia geográfica y política de Canarias y África era absoluta. Esta convergencia se rompió cuando Bethencourt y Gadifer de la Salle arrivaron a las Islas, en 1402. A partir de entonces, la identidad geográfica (África) y la identidad política (España) se rasgó con el dominio de esta sobre aquella. Aun así, el espíritu colonialista de los nuevos canarios les llevó a la conquista de las costas de enfrente: Santa Cruz de la Mar Pequeña y más tarde, Ifni, El Aaiún, etc. Las aventuras de Grass y Lebaudy (este último autoproclamado emperador del Sahara) tuvieron su base de partida en Canarias. Con la conquista llegaron los equívocos y las traiciones. Muchos canarios fueron vendidos como esclavos, en mercados peninsulares, como Valencia. Tenesor Semidán se traicionó a sí mismo, bajo el nombre de Fernando Guanarteme, siendo paseado por la Corte Real, como ejemplar raro y curioso de una isla que mucho se parecía a la ínsula Barataria. El episodio de Iballa, en La Gomera, dejó claro el respeto que los señores de las islas tenían por los derrotados isleños. La metáfora era la de un barril que se vaciaba por un grifo inferior (canarios) y se llenaba por un orificio superior (conquistadores).

Canarias no dejó de pensar en África. Amén de los beneficios obtenidos en el banco pesquero canario-sahariano, comerciantes isleños se asentaron en el Sahara, que convirtieron en un sucedáneo de provincia española. Debíamos ser considerados como langostas indeseadas, cuando un movimiento extirpador llamado "Marcha Verde" nos expulsó del Sahara, con el recuerdo de aquellas plagas de langostas llegadas de África a Las Palmas, que abatíamos con tambores y fuegos.

El viejo río asequible, se convirtió en abismal Océano. Marruecos y Canarias, se miraron, como África y Europa. La ruptura fue profunda, enconada con la desconfianza en que todavía permanece Canarias. A pesar de políticos, instituciones, embajadores y otros componedores versátiles, ha dejado de compartir el "alma" de África, sin entender que somos europeos, españoles, canarios y también africanos. Una serie de condiciones que nos engrandece. Pero no podemos olvidar que sobre lo que yo proclamo se han dado profundos y torpes aldabonazos, como cuando Unamuno escribió: "Los que alguna vez vengáis a Europa -es decir, no sé si en rigor es desde Europa donde ahora escribo"-, completado con aquel ministro de Franco que dijo: "Cuando vuelva a España". Al fin y al cabo, Unamuno hacía referencia a la Europa geográfica, dejándonos el espacio cierto de nuestra situación territorial africana, pero el ministro nos apuntaba en el mapa azul de las colonias, tal vez en el recuerdo de que sufrimos la esclavitud, en la conquista, junto a las colonias portuguesas, cuando África era el continente desconocido.

Sí, África, nuestra tierra primigenia, abandonada, abominada, explotada? Varias decenas de millones de africanos sufrieron deportación y muerte (Basil Davidson: Historia de un Continente. Solo en el Congo, en las tierras privadas de Leopoldo II de Bélgica, la cifra superó los cinco millones. La esclavitud impidió el desarrollo de África. Nada de cañones o mantequilla. La realidad fue armas y esclavos. Regiones como Kano (Nigeria) frenaron su desarrollo expansivo. Se crearon fronteras interesadas, sin contar con el elemento natural que era la tribu (yorubas, fulanis, etc.) y a través de estas fronteras, estados artificiales (Robert Kaplan) se fomentaron y protegieron las dictaduras: el célebre Jolo en Senegambia, Idi Amin, Obiang, Gaddafi? Pero en tanto erial también florecieron talentos como el poeta Leopold Senghor, presidente de Senegal, que arropaba su negritud, diciendo que la leche era negra. ¿Quién no admira a Mandela? He viajado por toda África: puedo hablar de sus miserias. Viajar en un microbús, donde solo cabían 12 personas ,y fuimos veinte, unas encima de otras. Una mujer de Costa de Marfil, que me ofreció para comer? una rata, la única comida que tenía. El paso por la frontera de Nigeria, enseñando el pasaporte decenas de veces, con un dólar dentro, que, por supuesto ,desaparecía. Ver en Duala (Camerún) a jóvenes desnudos buscando comida entre los detritus de la basura. En Kenia, comiendo arroz, pollo y plátanos, todos los días, con el concentrado equipo olímpico, y oyendo al secretario general de la Federación de Atletismo, que se vanagloriaba de que aquella monótona comida era especial, para un encuentro contra Uganda. Dentro de todo, me llevé la alegría de ver en algunas naciones tallas, como las canarias, que algunas mujeres llevaban en la cabeza, en el tórrido calor del desierto.

Escribo, pues, con con conocimiento de causa, de historia y actualidad, para decir que no se le ha hecho justicia a África. ¿Cuándo se pagará la deuda acumulada, de aquella esclavitud avasalladora.?.¿Cuando se pagará el expolio de riquezas naturales al que se ha sometido y sigue sometiéndose a África? ¿No ha pagado Alemania por el holocausto judío? ¿Por qué entonces nos quejamos de que esta empobrecida gente busque su porvenir en los países que de alguna manera se han beneficiado de ellos? Se juegan lo único que tienen (la vida) navegando en inmundas y destartaladas pateras en la que se dejan los ahorros de largos años. El hambre, pero peor aún, el terror, se reflejan en sus tristes caras, cuando son detenidos por los dueños del cañón y la mantequilla. El viejo mar Mediterráneo, el Mar Nuestro, es, para ellos el mar de la Muerte, sembrados de miles de cadáveres de inocentes, muchos de ellos niños que soñaron en llegar al Paraíso terrestre, tras huir, desesperadamente, del terrorífico Infierno. Y mientras tanto, la hipócrita Europa se plantea destruir los barcos de los traficantes, en otra nueva ceremonia demagógica, de mayor calado que la de Somalia. Inglaterra promete un barco de guerra, siempre que los países del Sur se queden con los inmigrantes que se salven.Olvidan,que entre los que buscan el amparo de Europa,hay refugiados que, en parte, deben su desgracia a algunas intervenciones guerreras de Europa y USA. ¡Qué triste es tener que convivir con todos estos monstruos insensibles, que olvidan que todos los africanos robados que llevaron a USA hicieron la prosperidad de esta nación. Olvidan cuando Ghana, Marruecos, Sierra Lerona, Camerún, Kenia, etc. fueron sus colonias y que, también son responsables de lo que allí está pasando. Europa, taimada, vuelve la cara a la realidad, con soluciones de viejo tahúr. El origen de la inmigración no son los traficantes, traficantes visibles de todos los que pululan por el mundo. Ellos son la consecuencia, porque el origen, pura y simplemente, es la situación de caos, pobreza, explotación, exterminio, que han arrasado el cuerpo y el alma de nuestros congéneres africanos. La solución es pagar nuestra deuda con escuelas, hospitales, presas, pozos, empresas, devolviendo así la dignidad, que durante años se les ha robado.

Termino recordando el viejopero cierto refrán: "Quien siembra vientos recoge tempestades". Y en África se han sembrado muchos, pero muchos, vientos?.

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